"No sé en qué pensaban los norteamericanos y los europeos al evaluar la adhesión de Ucrania y Georgia a la OTAN. Lo considero un error gravísimo", afirmó.
Cuando los países de la Alianza Atlántica discutían la expansión de la OTAN, nunca lo justificaban con la necesidad de 'contener a Rusia' ni calificaban la política del país eslavo de 'expansionista', recordó el experto.
"Antes del inicio de la crisis ucraniana —en febrero de 2014— nadie en Occidente denunciaba los 'planes de Rusia de invadir a sus vecinos occidentales'. Ni se mencionaba la 'amenaza rusa' para Ucrania o los países del Báltico", destacó Mearsheimer.
En 1999 la OTAN incorporó a Polonia, Hungría y República Checa, en 2014 se adhirieron los países del Báltico —que tienen fronteras con Rusia—, Bulgaria, Rumanía… La Unión Europea, también, se expandió, enumeró Mearsheimer.
"Es decir, no fue Rusia la que empezó a moverse hacia el Oeste; fue Occidente quien se puso a avanzar hacia el Este", concluyó el experto.