"¡Bill, vamos!", gritó Obama al subir en el avión presidencial. Al entender que su llamamiento no causaba efecto en Clinton, el expresidente salió a la escalinata y volvió a insistir "¡Vamos ya! Tengo que ir a casa".
Después de esto, Clinton por fin obedeció y subió a bordo del aparato tras estrecharle la mano a su compañero de partido.
Este gracioso incidente se produjo durante la visita que realizaron ambos políticos a Israel, donde asistieron a los funerales del expresidente israelí Shimon Peres, que falleció el 28 de septiembre.