El peculiar nombre se debe a que su dueño, que regenta el establecimiento desde hace 15 años, guarda un fuerte parecido con el terrorista fundador de Al Qaeda: "Me pusieron el apodo después del 11-S (atentados del 11 de septiembre de 2001) en plan de broma, pero el tema cuajó", explicó a Sputnik José Felipe de Araújo, su verdadero nombre.
Su espesa barba canosa ahora protagoniza las fotografías de decenas de atletas que cada noche visitan su bar. El boca a boca ha corrido por la Villa Olímpica y cada vez son más los que dejan los modernos apartamentos en busca de un poco de diversión en este destartalado bar, con dos mesas de billar y sillas y manteles de plástico.
"El ambiente es muy bueno y es el único lugar donde beber cerca de la Villa", comentó a Spútnik Nóvosti el atleta de Honduras Joel Pavón, levantador de peso. En las mesas de al lado se juntaba parte de la delegación de Burundi con la de Australia y dos luchadores kazajos que llegaron a última hora hambrientos en busca de pizzas.
Aunque la noche suele empezar con cervezas, pronto empiezan a correr por las mesas las caipiriñas o el vodka. La demanda es tal que 'Bin Laden' ha tenido que contratar empleados extra y tiene algunos problemas de abastecimiento.
"Solo cerramos cuando se nos acaba la bebida, estamos comprando el triple de cerveza de lo normal, pero aun así se termina todo. Y no podemos comprar más porque no tenemos más neveras", explica Amaral, el hijo del propietario, que recuerda que el bar siempre fue muy humilde y frecuentado por gente pobre.
Amaral cuenta orgulloso que pasó por el bar el equipo de waterpolo español al completo y algunos jugadores brasileños de baloncesto, pero la familia que regenta el bar no parece estar esperando a Usain Bolt, Michael Phleps u otras estrellas olímpicas.
De hecho, aquí la verdadera estrella es el propio 'Bin Laden'. Los atletas hacen cola para que se asome por la ventanita por donde atiende a los clientes y poder hacerse una foto con él. Se ha convertido en toda una celebridad: "Esto es una locura", dice.