La ley, sin embargo, no alcanzará a buena parte de los estudiantes universitarios de ese estado, ya que en su mayoría son menores de 21 años.
Incluso aquellos que sí pueden llevar armas deberán someterse a un curso de capacitación sobre su manejo para poder obtener un permiso de portación, establece la norma.
La normativa S. B. 11, conocida como "ley de portación en el Campus" entra en vigor en medio de un fuerte debate nacional en torno a la portación de armas, la violencia racial y los ataques a los oficiales de la ley, y en la fecha en que se conmemora el 50º aniversario de la masacre cometida por Charles Whitman.
Whitman era un estudiante de la universidad de Texas en Austin que mató a 16 personas, en el primer tiroteo masivo registrado en un campus universitario en el país.
La ley permitirá a cualquier persona que cuente con permiso para portar armas ocultas, llevar pistolas y revólveres al interior de las aulas y de los edificios, además de los exteriores, calles y zonas de estacionamiento de los campus universitarios del estado.
También habilitará a las autoridades universitarias a designar zonas exclusivas de no portación, siempre y cuando estas se aprueben por mayoría de dos tercios o más votos del consejo universitario.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, declaró que la ley permitirá prevenir tiroteos, puesto que los portadores de armas con licencia podrían enfrentarse a personas armadas sin licencia y reducirlas.
Varios profesores de diferentes campus de la Universidad de Texas interpusieron demandas contra el estado y contra la propia Universidad para tratar de frenar la entrada en vigor del estatuto.
Los docentes sostienen que en el estado de Texas la portación de armas de fuego no está regulada de manera adecuada, de acuerdo a lo que establece la Segunda Enmienda de la Constitución.
Los profesores también sostienen que el obligar a los maestros a permitir armas en las aulas tiene un efecto negativo sobre el derecho a la libertad académica garantizado en la Primera Enmienda.