El documento indica que en el mundo hay 183 millones de consumidores de marihuana, 50 millones de opioides, 36 millones de anfetaminas y 18 millones de cocaína.
Según los expertos, uno de los problemas a la hora de analizar el consumo en Argentina es que los estudios disponibles no están actualizados. "Esas cifras, que ya tienen varios años, indican que las drogas más consumidas en el país son el alcohol y la marihuana. Sin embargo, las tendencias continúan indicando eso. En cuanto al consumo de alcohol, el patrón es similar al del resto de los países de la región. Con respecto a las sustancias ilícitas, el consumo de marihuana está en primer lugar", dijo a Sputnik Graciela Touzé, presidenta de Intercambios, una organización no gubernamental que se dedica al estudio y atención de problemas relacionados con las drogas desde 1995.
"Uno de los problemas es que para sacar conclusiones sobre consumo, los distintos organismos estatales y los medios toman como referencia la incautación de sustancias.Entonces, encontramos titulares en los diarios que dicen que entre 2011 y 2015 aumentó 2.000 veces la cantidad incautada de drogas sintéticas, y a partir de eso se construyen afirmaciones sobre los hábitos de los usuarios. Pero, ¿se puede aprender algo sobre las actitudes sociales de consumo mediante cifras de volúmenes de incautaciones? Que se realicen más pesquisas en búsqueda de determinadas sustancias no necesariamente implica un aumento en el consumo de dichas sustancias", dijo en declaraciones a este medio Guzmán Castro, investigador de la Universidad de Pensilvania.
"Mientras no tengamos estudios que indiquen prevalencias de consumo, es muy azaroso decir si ha aumentado o no. En ese sentido, mi percepción es que el hecho de que el tema haya estado en los últimos meses tan de relieve en los medios genera una percepción de un incremento en los consumos", agregó Touzé.
"Quizás para evitar que se repitan hechos lamentables como los ocurridos en la Time Warp habría que pensar en políticas más enfocadas a la regulación y la salud social. La prohibición en ningún caso rindió frutos ni en lo que hace a la reducción de consumo ni en la reducción de oferta de sustancias ilegales. Por el contrario, generó efectos totalmente contraproducentes", concluye Castro, que se especializa en políticas de drogas en América Latina.