"Deseamos ver el escudo bajo un verdadero control de la Alianza y no de EEUU", publicó el rotativo, citando a un alto cargo francés pero sin revelar su nombre.
"No es solamente una cuestión técnica, sino que hay también un aspecto político", arguyó el representante galo.
"Si el sistema pertenece a la OTAN, entonces es la OTAN quien toma la responsabilidad si derriba un misil y también la OTAN la que asume las consecuencias si no lo alcanza", manifestó.
A día de hoy, las autoridades francesas siguen analizando los resultados de las maniobras realizadas en abril, conocidas como ‘Steadfast Alliance' y dirigidas a comprobar si el escudo antimisiles está listo desde el punto de vista de la disponibilidad operativa.
Mientras tanto, Norteamérica alberga todavía la esperanza de que Francia dé marcha atrás en su decisión antes de julio, fecha en que tendrá lugar la cumbre de la Alianza Atlántica en Varsovia.
Si el control del sistema pasa a manos de la OTAN en julio, alcanzará la plena capacidad operacional en 2023, tras completarse la construcción del sitio interceptor en Polonia.
Moscú se ha opuesto en reiteradas ocasiones a la iniciativa aduciendo que el escudo antimisiles de la OTAN en Europa representa una potencial amenaza para el país.