"Rusia llama a todos los miembros del Consejo Rusia-OTAN a utilizar su influencia sobre Kiev con el objetivo de obligarlo a renunciar a los métodos de fuerza en la solución de la crisis y a cumplir íntegramente sus obligaciones políticas", dijo el funcionario en la reunión del consejo.
Grushkó expresó su "preocupación por el deterioro de la situación en el sureste de Ucrania, las permanentes violaciones de la tregua", e indicó que existen "muestras de uso de armamento pesado por las tropas ucranianas, registradas por la misión de la OSCE".
"Al brindar un apoyo político y militar a las autoridades de Kiev, la Alianza apoya el "Partido de la Guerra", que todavía aspira a solucionar la crisis en Donbás por una vía militar, y nos causa una profunda preocupación que las tropas ucranianas que fueron entrenadas por instructores de EEUU, Canadá y otros países de la OTAN actualmente se desplacen hacia la línea fronteriza", indicó.
El representante de Rusia subrayó las múltiples violaciones de los Derechos Humanos que tienen lugar en Donbás, entre ellos el bloqueo de los territorios en manos de las milicias y la ausencia de una investigación de los crímenes ocurridos en Maidán, Odesa y Mariupol.
"La otra cuestión consiste en si todos están dispuestos a apoyar esa línea no solo con palabras, sino con acciones concretas", advirtió.
Los representantes permanentes de Rusia y los países miembros de la OTAN celebraron este miércoles su primera reunión en casi dos años con el fin de discutir la crisis ucraniana, la seguridad y la posibilidad de reducir los riesgos de incidentes militares en Afganistán.
La reunión anterior del Consejo Rusia-OTAN tuvo lugar el 2 de junio de 2014, dos meses después de que la Alianza congelara la cooperación con Moscú a raíz de la crisis en Ucrania.