RÍO DE JANEIRO (Sputnik) — Empleando los datos oficiales para el año 2013, un año en el que murieron una media de seis personas por día durante operaciones policiales en Brasil, Méndez constató que los asesinatos extrajudiciales no son la excepción sino la norma explicando que "en la inmensa mayoría de los casos la policía indica la resistencia a la autoridad lo que evita llevar a los autores ante la justicia".
"No existe ningún mecanismo independiente de investigación para impedir que esos casos sean archivados", recordó Méndez en su informe en el que alertó además que "la espiral de violencia criminal es exacerbada por la impunidad que prevalece" y apuntó al precario sistema de prisiones como uno de los culpables del aumento de la criminalidad.
La ONU apuntó que en los primeros meses de 2014, las estadísticas del sistema de prisiones brasileño registró 545 muertes violentas, es decir, una tasa de asesinatos de 167,5 por cada 100.000 personas lo que sería 24 veces superior a la media mundial según los datos de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y Delito (ONUDD).
Precisamente, la semana pasada la ONG brasileña Conectas emitió un informe en el que se denunciaron las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en el presidio del nordeste del país en el que solamente entre enero de 2013 y 2014 se produjeron un total de 63 muertes violentas obligando a la intervención continua de la Fuerza Nacional, división especial del Ministerio de Justicia, para contener los continuos motines registrados.
En 2012, el exministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, quien renunció a su cargo la semana pasada tras cinco años de ejercicio del cargo, declaró que "preferiría morir antes de cumplir prisión en alguna de las prisiones de Brasil" y calificó al sistema de prisiones brasileño de "medieval" y "violador de los derechos humanos" que no posibilita la reinserción social.
"Quien entra en una cárcel como pequeño delincuente sale muchas veces como un miembro de alguna organización criminal para comenzar a practicar grandes crímenes", declaró Cardozo en aquella ocasión en unas declaraciones que pasaron a ser recordadas por todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos de Brasil y por el propio exministro quien lamentó no haber podido erradicar el problema durante su mandato.