La juez Dita Pruginin describió el comportamiento de Sara Netanyahu como “dañino y ofensivo”. En el veredicto queda reflejado que la juez aceptó las acusaciones de Naftali, antiguo conserje de la residencia del primer ministro en Jerusalén, que aseguraba haber sufrido condiciones laborales intolerables.
“El tribunal ha escuchado muchos testimonios que indicaban que las condiciones de empleo en la residencia eran perjudiciales dado el comportamiento de la Sra. Netanyahu y su actitud hacia los empleados”, señaló la juez en el sumario de su veredicto.
El comportamiento de Sara Netanyahu “incluía peticiones exageradas, insultos, humillación y explosión de indignación. A los trabajadores se les exigía trabajar durante un tiempo muy extenso y horas extras”.
“Por estas razones, los cambios de personal en la residencia del primer ministro eran altos y se sufría de una falta crónica de personal”, señaló Dita Pruginin.
“El hecho de que fuera un lugar de trabajo especial y sofisticado no justifica unas condiciones de trabajo nocivas”, añadió la magistrada, que rechazó el argumento del Estado de que Naftali no era un trabajador “tranquilo”.