La explosión se produjo en la localidad de Idil en la provincia de Sirnak cerca de las trincheras y barricadas erigidas por los militantes del PKK para impedir el paso de equipos militares.
La situación en Turquía se agravó bruscamente tras el atentado perpetrado por Daesh en Suric, en la frontera con Siria, que dejó 33 activistas kurdos muertos, así como los asesinatos de policías en las provincias del sudeste, reivindicados por el PKK.
Desde el 24 de julio, los cazas de la Fuerza Aérea turca bombardean posiciones del PKK en el sudeste de Turquía y el norte de Irak.
En cinco meses de operación, según datos oficiales, murieron más de 1.700 militantes del PKK y más de 200 efectivos turcos.
PKK es una organización armada considerada en Turquía, la UE y EEUU como terrorista.