Este rastreo masivo de los servicios de inteligencia españoles y marroquíes analiza los movimientos de los pesqueros de la zona, en los puertos y las playas próximas al lugar de la desaparición.
Las tareas de búsqueda y rescate se centran en la costa del Sáhara y se ampliarán con toda seguridad a Mauritania y Senegal, según el ministro, que incluso apuntó a la posibilidad de extenderlos "a la costa occidental de África", donde aún abundan piratas y narcos que se dedicaban al tráfico de seres humanos.
La posibilidad del secuestro es solo "una entre muchas", otra puede ser que se encuentren en algún pesquero sin control CIR, sistema de detección GPS que permite ubicar una embarcación y contactar con ella, según el Ministerio de Defensa, o que los militares estén navegando a la deriva en una balsa salvavidas.
Sin embargo, entre las hipótesis más negativas también se encuentra la posibilidad de que la tripulación se encuentre fallecida dentro de la cabina, que aún no ha podido ser localizada.
Este accidente ha sido especialmente polémico desde el principio por la confusión en la información de las primeras horas, que apuntaba a que los militares habían sido rescatados sanos y salvos.
El helicóptero desaparecido volvía de participar en tareas de adiestramiento con las Fuerzas Armadas senegalesas, donde había permanecido dos semanas en misión de seguridad cooperativa.
Un aparato del mismo escuadrón del siniestrado ayer y de idéntico modelo sufrió un accidente parecido en marzo de 2014. Entonces fallecieron cuatro tripulantes.
Se da la circunstancia de que el único superviviente del accidente se encuentra ahora desaparecido en este segundo siniestro.
El helicóptero estaba tripulado por un capitán, un teniente y un sargento del Ejército del Aire, que había despegado de la localidad mauritana de Nouadibou, donde había repostado procedente de Dakar.