Este índice se sitúa en estos momentos en 64,3 puntos sobre 100, una mejora de dos puntos respecto a 2014.
Sin embargo, aún quedan algunos puntos débiles, como la capacidad de las empresas para imponer precios más altos, según señala el informe.
El 51 por ciento de los empresarios no considera que vincular su marca a su origen español le permita proponer un precio más alto.
En cuanto a la confianza en el exterior, el indicador ha experimentado un crecimiento de 4,8 puntos.
El atractivo de la marca ha sido el aspecto más valorado, con 57,1 por ciento.
Las regiones que menos confían en esta marca son Cataluña y el País Vasco, dos comunidades con fuertes movimientos independentistas, mientras Castilla-La Mancha y Cantabria son las que más valoran operar con esta marca.