García-Margallo recordó el asalto al consulado estadounidense en Bengasi, en Libia, en 2012, que causó la muerte de cuatro personas y en otras sedes diplomáticas de la región.
"España forma parte de Occidente, de la coalición que está en Irak y está intentando atajar el terrorismo en Libia", explicó.
Además, España, dijo, está implicada en los esfuerzos para frenar al yihadismo en Libia: "es que lo tenemos ahí al lado", alertó.
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Respecto a Irán, el canciller explicó que "estábamos tan seguros de que esto iba a salir que hemos concertado un viaje de tres ministros a la vuelta del verano", en referencia a los titulares de Fomento, Ana Pastor, e Industria, Comercio y Turismo, José Manuel Soria.
García-Margallo reconoció, sin embargo, que existe una desconfianza hacia Irán, por lo que se acordó una vigilancia constante al programa nuclear que se debe destinar a sus usos pacíficos.
El responsable de la diplomacia española destacó que "la alternativa era no negociar", "mirar cada uno por una ventana y mientras, Irán armándose hasta los dientes".
García-Margallo asumió que no es la solución perfecta, pero es "la mejor y la que más ayuda a la estabilidad".
El ministro opinó que el acuerdo puede descarrilar por la negativa de los republicanos en el Congreso de Estados Unidos, pero insistió que es preferible el acuerdo al "riesgo de guerra en Oriente Próximo".
Para García-Margallo, la postura del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de oponerse al acuerdo con Irán, se debe a que para él "la amenaza existencial de Irán era una razón para pedir el voto a los ciudadanos".
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Tras el acercamiento entre Washington y La Habana y el histórico acuerdo con Irán, el ministro confió en que el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, logre que palestinos e israelíes negocien de una vez y se solucione un problema que "envenena" toda la región.