"Nuestra postura es firme: no participaremos en el arbitraje", ha dicho el embajador chino en Filipinas, Zhao Jianhua.
Los cinco miembros de un tribunal internacional de arbitraje de La Haya empiezan hoy a escuchar las reclamaciones de Manila, que ha enviado una nutrida representación.
En ella figuran los responsables de las áreas de Exteriores, Justicia y Defensa, además de abogados estadounidenses contratados.
Manila llevó el caso a La Haya en enero de 2013, poco después de que barcos chinos tomaran de facto las disputadas aguas cercanas a los bancos de Scarborough.
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La zona ha sido escenario de violentos roces entre naves de ambos países, a veces incluso con ataques con cañones de agua.
Pekín asegura que la iniciativa filipina atenta contra la ley internacional, la verdad histórica, la moral y las reglas básicas de las relaciones entre países.
Es muy improbable que China acate ninguna resolución, a pesar de que los representantes filipinos han manifestado su esperanza de que lo hagan.
"Tenemos que recuperar nuestras negociaciones bilaterales sin ninguna condición. Creo que es la mejor vía para discutir cómo resolver pacíficamente las disputas", ha añadido el embajador chino, quien también calificó una guerra como "inimaginable".
"Esa no es la política china ni nunca lo será", ha insistido.
Pekín ha multiplicado sus roces en el Mar del Sur de China con vecinos como Vietnam y Filipinas o con Estados Unidos, que denuncian su creciente beligerancia.