Según Novak, habitualmente estas sanciones no consiguen el objetivo deseado, sino que perjudican económicamente a todas las partes implicadas. “Dudamos que contribuyan a la seguridad energética”, añadió.
El ministro afirmó que Rusia ve también motivos políticos en la negativa de la Unión Europea de reanudar el diálogo en el sector de energía con Rusia así como en la situación en torno a los gasoductos South Stream y Opal.
“Para nosotros son obvios los motivos políticos en la renuencia de la Unión Europea de relanzar el claramente eficaz mecanismo del diálogo sobre energía entre Rusia y la UE y de crear (en su tiempo) un marco legal para el proyecto South Stream admisible para todos los actores”, dijo Novak.
En diciembre de 2014, Rusia canceló el proyecto del gasoducto South Stream –que debía pasar por el fondo del mar Negro y a través de Bulgaria para abastecer del gas ruso a los Estados del sur de Europa así como a Hungría, Austria e Italia– argumentando la postura poco constructiva de la UE.
Además, todavía está pendiente el asunto de pleno acceso de la rusa Gazprom a las capacidades del gasoducto Opal que bombea el gas ruso que llega a Europa a través de Nord Stream pero cuyas capacidades se aprovechan solo a la mitad debido a las restricciones de los reguladores europeos.