Los condenados, Andreas Von Knorre, de 22 años, y Elton Hinz, de 21 años, fueron declarados culpables de vandalismo y violación de la propiedad.
Los alemanes que trabajan en Australia viajaron a Singapur para pasar las vacaciones, ambos se arrepintieron por lo cometido.
Tras cometer el delito, trataron de esconderse en Malasia, pero finalmente fueron arrestados y extraditados a Singapur.
El delito de vandalismo se castiga en Singapur con una pena máxima de tres años de cárcel y hasta ocho varazos, así como una multa de 2.000 dólares (unos 1.800 euros).