El gen de la proteína luciferasa fue identificado hace unos años en el Instituto de Biofísica de la Sucursal Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia. Unos moluscos exudan esta proteína en agua marina para defenderse contra los predadores. Los científicos descifraron el código del ADN de dicha proteína. Implantaron el gen a unos virus con los que contagiaron las células de una oruga, consiguiendo reproducir en el laboratorio la molécula luminosa más pequeña.
Desde ahora no solo moluscos marinos sino también células de insectos los que pueden usarse para sintetizar la luciferasa.
La molécula sintetizada se distingue por una alta actividad y estabilidad térmica, características que la convierten en un eficaz instrumento para diversos estudios médico-biológicos.
El método de los biofísicos siberianos podría encontrar aplicación en el diagnóstico de enfermedades oncológicas, permitiendo registrar la reacción de los tumores ante diversos fármacos y prescindir del uso del material radiactivo.