Armados con cuchillos, hachas y punzones los reclusos tomaron control del presidio tras romper las cadenas de las celdas, algo posible debido principalmente a la superpoblación en el recinto que, en teoría, no debería albergar más de 600 personas.
El 17º Batallón de la Policía Militar y el Cuerpo de Bomberos acudieron para intentar controlar la situación y los fuegos dispersos dentro del recinto penitenciario, sin embargo, la situación seguía esta tarde fuera de control y cientos de reclusos se manifestaban en la azotea del presidio con pancartas exigiendo mejoras en sus condiciones.
Tan solo 24 horas antes, el motín en el Complejo de Prisiones de Curado, también en Recife, dejó dos muertos, uno de ellos un sargento de la Policía Militar, y 29 heridos.
Con más de 7.000 presos para una capacidad teórica de 1.800, es el mayor recinto carcelero del estado de Ceará y como todos los presidios de gran tamaño de Brasil se encuentra controlado por las facciones criminales (como el Primeiro Comando Capital en Sao Paulo) que imponen un mercado paralelo dentro de los mismos, condenando a la precariedad a los delincuentes fuera de los grupos de poder.
Un reportaje divulgado este martes por la revista brasileña "Época" muestra como las facciones construyen pequeñas favelas, o grupos de barracones en el interior de las instalaciones que equipan con nevera, televisión e incluso aire acondicionado que alquilan a los reclusos con mayor nivel adquisitivo, generalmente los que se dedican a la venta de drogas, con precios de hasta 2.000 reales mensuales (unos 765 dólares).
