El intercambio de sanciones con Occidente a raíz de la adhesión de Crimea y la crisis ucraniana hicieron temblar los dos pilares básicos del bienestar del país: el sector energético y el acceso al mercado financiero occidental.
El sector de la energía genera el 30% del PIB nacional, dos tercios de las exportaciones rusas y más del 50% de los ingresos en las arcas del Estado, mientras que el mercado financiero de Occidente ha sido hasta hace poco la fuente principal de refinanciación para muchos bancos y grandes compañías rusos.
Ahora, Rusia se verá obligada a disminuir la producción petrolera debido al embargo de tecnologías e inversiones.
La depreciación del rublo ya ha aumentado el precio de las importaciones, ha disparado la inflación y afectado el nivel de vida de los rusos, cuya mayor preocupación vuelve a ser la economía después de muchos años.
"Durante una quincena de años, Putin ha personificado la estabilidad y la seguridad para la mayoría de los ciudadanos, lo que le ha valido unos niveles de aprobación sin precedentes", recuerda el periódico.
Y concluye: "A partir de ahora, los rusos se enfrentarán a una difícil prueba de lealtad".