Brittany Maynard, la joven de 29 años que saltó a la fama cuando anunció que padecía un cáncer terminal y que se acogería a las leyes de Oregón que permiten la eutanasia, ha muerto de su propia mano el pasado fin de semana, tras ingerir los fármacos que terminaron con su vida.
La noticia del deceso fue comunicada por el grupo "Compassion & Choices". La organización ha informado que "Brittany eligió llevar a cabo una acción bien meditada y para la que contaba con toda la información (…) ante la evidencia de una enfermedad dolorosa, terrible e incurable".
Desde que Maynard explicó que abandonaba California para mudarse a Oregón, uno de los únicos cinco Estados que permiten la eutanasia en EEUU, su figura pasó a convertirse en símbolo para los partidarios de la "muerte digna".
Diagnosticada con un tumor cerebral a principios de 2014, los médicos le concedieron una esperanza de vida de aproximadamente seis meses.
En diversas entrevistas, que alcanzaron gran resonancia, Maynard detallaría los pormenores de su elección, abogando porque las personas aquejadas de una enfermedad terminal pudieran elegir el cómo y el cuándo de su partida.
En una breve nota de despedida, Maynard, casada y sin hijos, afirma que "la gente más feliz es aquella que se toma su tiempo para apreciar la vida y dar las gracias. ¡Si cambiamos nuestra forma de pensar cambiaremos el mundo! Paz y amor para todos vosotros".
Educadora licenciada por las universidades de Berkeley y California, Maynard falleció rodeada de sus seres queridos. Millones de personas la lloran en las redes sociales mientras la polémica por la eutanasia, una vez más, se enseñorea de las tertulias en radios y televisiones.
