Todos los partidos políticos españoles, excepto los conservadores del Partido Popular en el poder, se pusieron hoy de acuerdo para evitar que salga adelante el proyecto de ley de seguridad ciudadana, más conocida en España como la "ley mordaza".
La norma, impulsada por el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se debatió en el Congreso de los Diputados, donde los partidos de la oposición presentaron hasta nueve enmiendas para que se retire el proyecto
Las críticas a la ley se centraron en su carácter "represor de los derechos y libertades de los ciudadanos" y en el "intento de reprimir las protestas y manifestaciones sociales" en España.
Uno de los diputados, Xabier Errekondo, del grupo vasco Amair, incluso simuló ponerse una mordaza en el Parlamento para protestar contra la ley.
Gran parte de los representantes de la oposición se manifestaron frente al Congreso con mordazas y acompañados por miembros de Greenpeace, que desplegaron parcialmente una pancarta contra la ley en la azotea de un hotel que se encuentra frente al Congreso.
Rosa Díez, la representante del partido liberal UPyD, insistió en lo "insólito" de que los nueve partidos de la oposición, "tan distintos en su ideología", coincidan en la petición de retirar esta norma.
Por su parte, Izquierda Unida dejó claro la negativa del Parlamento español a la ley "cuando se presenta un récord de enmiendas nunca antes visto en la Cámara".
Otros diputados utilizaron adjetivos como "represiva", "innecesaria" o "fascista" para calificarla.
La ley está orientada principalmente para impedir las protestas y manifestaciones en una época en la que las acciones en la calle son más numerosas que nunca. Una concentración no autorizada o malas conductas en las mismas puede tener como consecuencia una multa de miles de euros si se aprueba esta ley.
Otros de los aspectos que se contemplan en la norma son los insultos a los agentes, el uso de su imagen en redes sociales o fuera de ellas, o, entre otros, los actos para impedir los desahucios, una práctica extendida en España como consecuencia de los estragos provocados por la crisis económica.
