Pere Pubill, de 79 años y más conocido como Peret, ha muerto este mediodía en Barcelona a causa de una neumonía provocada por el cáncer de pulmón que le habían detectado hace poco.
Peret es considerado el padre de la rumba catalana, la música popular española por antonomasia, que paseó por todos los escenarios de Europa y Latinoamérica.
Nacido en Mataró (Barcelona) en un asentamiento gitano, trabajó de chatarrero y carpintero e incluso se instaló en los años 60 en Uruguay y Argentina para vender tejidos sin saber que en Barcelona le esperaban para grabar su primer disco.
Era el autor de canciones famosísimas como Una lágrima, Borriquito o Canta y sé feliz, que llevó al festival de Eurovisión de 1974. Combinó su faceta de cantante y autor con la de actor en numerosas películas españolas.
"Aunque uno cree que los asuntos de la salud son privados, quisiera comunicar que hace unos días me fue detectado un cáncer", escribió en su página web a finales de julio. "Estoy siguiendo el tratamiento correspondiente, y los médicos me aseguran que no tardaré mucho en subirme de nuevo a los escenarios, que es lo que más me gusta en el mundo".
"Por experiencia sé que una enfermedad como esta hay que afrontarla con entereza y optimismo. ¿No era acaso yo quien cantaba que es preferible reír que llorar y que así la vida se debe tomar? Pues en ello estoy", escribió el Rey de la Rumba al informar de su enfermedad.
Peret creó con sus compañeros del barrio barcelonés del Raval la rumba catalana en la década de los cincuenta del siglo pasado. Incluso una de sus canciones se convirtió en el icono de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.
Desde niño se aficionó a la música y a tocar la guitarra. Debutó a los 12 años con su prima Pepi con un dúo que bautizaron Hermanos Montenegro. Pero no fue hasta mediados de los años 60 cuando alcanzó la fama.
“Del rock, Peret tomó prestado el ritmo, mientras que del mambo se quedó con la armonía, e intentó trasladar a las cuerdas de su guitarra española, no flamenca”, le homenajea hoy el diario catalán La Vanguardia.
Otra de sus aportaciones “fue la técnica del ventilador, su particular forma de tocar la guitarra usando su madera a modo de percusión”, explica el diario que recuerda que Peret “había reivindicado siempre su impronta gitana, no flamenca, diferenciándose así de la rumba flamenca que se practicaba en algunos barrios de Barcelona”.
