Fatima Dyczynski, de 25 años, una de los 298 pasajeros del siniestrado Boeing Malasio, era hija única de sus padres que se niegan a creer que ha muerto y siguen buscándola.
La pareja deambula por el campo cerca de la aldea Grabovo donde cayó la mayor parte de los restos del avión. Miran debajo de los fragmentos, incluso intentan levantarlos pese a que les podrían acusar de entorpecer la investigación. Aunque, a decir verdad, no saben muy bien qué es lo que están buscando.
El padre, George Dyczynski, ni siquiera consigue hablar. Cierra los ojos cuando los periodistas o los rescatistas se acercan a él. Su camiseta con el retrato de su hija que reza "¡Fátima! Te queremos" lo dice todo.
Su mujer, Angela, se encarga de hablar con los reporteros.
“He llorado mucho, por supuesto, pero sigo sin creérmelo. Es imposible que haya muerto, dice. He dicho a todos los amigos que nada de condolencias. Necesito ayuda, no pésames”.
La amiga de la chica, Ces de la Cruz, que fue a recoger a sus padres al aeropuerto de Ámsterdam adonde llegaron de Australia, escribió en su página de Facebook: “La madre de Fátima me dijo: ‘No llores. Debemos tener confianza. Fátima no quiere verte llorando’”.
En la foto publicada Ces y Angela se ríen como amigas que se reunieron después de llevar mucho tiempo sin verse. La tragedia no ha afectado la imagen.
Cuando los Dyczynski anunciaron en Ámsterdam que decidieron ir al este de Ucrania, sumida en una guerra civil, tanto sus amigos como funcionarios y policías intentaron hacerles cambiar de opinión pero en vano. George, que es cardiólogo, está seguro de que su hija pudo de algún modo catapultarse de su asiento 20D y sobrevivir. Expuso una hipótesis extraña según la cual el frío que hace a la altura de 10 kilómetros congeló el cerebro de Fatima garantizando su sobrevivencia durante la explosión de la aeronave. “Hoy iremos a Donetsk y la encontraremos”, aseguró.
Los padres de Fatima permanecieron en Holanda solo unas horas, justo lo necesario para entregar a las autoridades una prueba de su ADN. El cuerpo de su hija por el momento no ha sido identificado al igual que los de la mayoría de los pasajeros. Pero si el resto de los familiares aguarda con paciencia la terrible noticia, George y Angela interpretan la incertidumbre como motivo para creer que su hija sigue viva.
Sin embargo, al llegar a Grabovo el dolor les invade. Se sientan en un ala del avión y permanecen en silencio un largo rato.
Vuelo truncado
Perder a su única hija, joven, guapa y prometedora, es algo que nunca debió haber pasado. La chica acababa de licenciarse tras una carrera de cuatro años de ingeniería aeroespacial de la Universidad Técnica de Delft, en los Países Bajos.
Subió al avión con el diploma recién obtenido para ver a sus padres y realizar prácticas en la empresa IBM y volver a Delft para continuar con sus estudios. Soñaba con el éxito profesional, con una familia y también con viajar al espacio y desarrollar la empresa que fundó, Xoterra Space.
En Youtube está colgado un vídeo en el que presenta su compañía: una rubia alta y guapa con un traje de negocios describe con entusiasmo el futuro cercano cuando todos tendremos un minisatélite que se podrá ajustar para las necesidades de cada uno: informará a los campesinos de las previsiones del tiempo y a los padres, sobre dónde se encuentran sus vástagos.
Los padres de Fátima la esperaban con buenas noticias. Acababan de recibir un permiso de residencia que llevaban esperando desde hace unos años. La familia emigró a Australia de Alemania. También la esperaba un regalo: un BMW.
Los que decidan visitar el sitio de la empresa fundada por la joven encontrarán un retrato de Fatima y un obituario. “Era admirable y abierta, ambiciosa y muy motivada. Muchos han quedado inspirados con sus sueños de personalizar el espacio, con la pasión que sentía por las innovaciones y los negocios”. Las palabras están seguidas por una larga lista de condolencias.
“Era una niña asombrosa. Admirable y muy guapa”, dice una amiga de su madre, Alisa Nagrotskaya.
Nir Kalush, amigo de Fatima, dijo a Nóvosti que la pasión por el espacio se ajustaba a la personalidad de Fatima.
“Parecía llegada de otro planeta. O era la persona idónea para representar a los terrestres en otros mundos. Era una estrella luminosa que ahora nos mira desde arriba y, probablemente, explora otras galácticas y rincones recónditos del Universo”, relató.
“Contagiaba a todos con su energía. Abrazarla convertía un día pésimo en excelente”, añadió y citó el estado de la página de Facebook de Fatima: “Quiero tener éxito internacional”.
Esperanzas frágiles
Parece que los padres de Fatima siguen negando lo evidente.
Sus argumentos son débiles: después de la catástrofe comenzaron a llamar a su móvil que seguía funcionando. Probablemente, yacía ya en el campo de Grabovo pero George y Angela creen que su hija se ha salvado. Pero un corresponsal de Nóvosti, que acudió a la zona poco después de la catástrofe, certificó que también oyó el sonido de un móvil.
Afirman que Fatima, que se formó para ser astronauta y soñaba con volar a Marte, tenía conocimientos especiales que la protegieron.
“Angela cree que pudo salvarse. No es capaz de aceptar la verdad”, dice Alisa Nagrótskaya.
La esperanza hizo a los padres viajar al campo ucraniano.
“Así están ocupados. Les ayuda a olvidar lo que pasó por un rato”, dice Alisa.
El cuerpo de Fatima sigue sin aparecer. Han sido hallados los restos mortales de 282 de 298 víctimas que, según se estima, estaban a bordo.
Podría ser también que aún no estuviera identificado: el procedimiento es complicado sobre todo porque los cadáveres permanecieron una semana al aire libre, y por el momento ha sido finalizado solo para un par de decenas de cuerpos.
El área sigue siendo escenario de enfrentamientos entre las milicias y las tropas ucranianas y solo este jueves los expertos internacionales consiguieron llegar al campo para examinar los fragmentos de fuselaje que están esparcidos por una zona de 50 kilómetros cuadrados.
