En 2013 más de medio millón de personas abandonaron España y sólo 291.041 decidieron venir, lo que ha provocado que a principios de 2014 la población se situara en 46.507.760 habitantes, un 0,4% menos que el año anterior.
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, esta es una de las mayores caídas demográficas desde que hay recuentos.
Las causas de esta menor población se encuentran en la caída del número de extranjeros, un 7,8%, ya sea porque regresan a sus países o porque consiguen la nacionalidad, y a la salida de ciudadanos españoles en busca de trabajo.
El saldo migratorio fue negativo en 256.849 personas, un 80,2% superior a la cifra del año pasado y basada en el descenso del 4,3% de la inmigración y el aumento del 38,5% de la emigración por parte de los españoles al extranjero. Las emigraciones no sólo no cesan, sino que se agudizan desde el inicio de la crisis. Un total de 79.306 personas se fueron en busca de un trabajo o una vida mejor a otros países, mientras que tan sólo 33.393 de ellos regresaron a España. Entre los destinos más elegidos están Ecuador, Reino Unido, Francia o Alemania. Un tercio de los emigrados no ha nacido en España, se trata de extranjeros que tienen la nacionalidad pero que deciden volver a sus países, en el que destaca el caso de Ecuador, con 10.163 emigrantes que tienen la doble nacionalidad.
El INE detalla que el descenso demográfico se produjo en el rango de edades de 15 y 39 años, un 3,1%, y entre los niños menores de 5 años, un 4,2 %, así como en el grupo de edad de 75 a 79 años.
Por nacionalidades, el mayor descenso en términos absolutos se produjo entre la población ecuatoriana (56.466) y la colombiana (50.772), mientras que tan sólo aumentó la italiana (1.203).
De las llegadas, destacan como más numerosas la rumana (23.594), la marroquí (21.338) y la británica (14.354).
