El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, declaró este sábado que Rusia aceptará dialogar con Occidente sobre el conflicto en Ucrania en cuanto deje de presentarla como parte en ese conflicto.
"Estamos abiertos a un diálogo justo e imparcial, entre iguales, para ayudar a los ucranianos a encontrar una salida a la crisis. Pero que no se intente de presentarnos como parte en el conflicto", dijo Lavrov en rueda de prensa.
Señaló que la crisis en Ucrania fue creada pese a las múltiples advertencias de Moscú.
"La crisis no fue creada por nosotros. Es más, fue creada a pesar de nuestras múltiples advertencias. Fue creada artificialmente y por motivos exclusivamente geopolíticos", apuntó.
Dijo que se necesita volver al cumplimiento del acuerdo sobre el arreglo de la crisis en Ucrania, firmado el 21 de febrero por el presidente Víctor Yanukóvich y la oposición parlamentaria.
El ministro afirmó que todo lo que está ocurriendo en Ucrania se debe al incumplimiento de ese acuerdo por parte de Occidente y la oposición.
"Nuestros socios occidentales prometieron impedir a los nacionalistas radicales implantar sus reformas en Ucrania si Yanukóvich cumple el acuerdo. Pues el presidente lo hizo mientras que nuestros socios no han cumplido sus promesas. Es por eso que estamos donde estamos", expresó Lavrov.
El pasado 22 de febrero, en Ucrania se produjo un cambio de régimen que puede calificarse de golpe de Estado. La Rada Suprema (Parlamento) depuso al presidente Víctor Yanukóvich, enmendó la Constitución y fijó las elecciones presidenciales anticipadas para el próximo 25 de mayo.
Lavrov también comentó que el llamado Gobierno interino ucraniano no actúa por su propia voluntad, sino que "depende de los nacionalistas radicales que tomaron el poder mediante la insurrección armada".
Asimismo destacó la necesidad de investigar los disturbios en Kiev que causaron un centenar de muertos y llevaron al derrocamiento del presidente Yanukóvich.
"La investigación debe ser realizada, incluido el 'caso de francotiradores'", manifestó el jefe de la diplomacia rusa, quien apoyó la hipótesis de que los tiradores que actuaron en Kiev estaban a sueldo de la oposición ucraniana.
