Hace 10 años, en agosto de 2003, en Texas, EEUU, se celebró la boda entre la estadounidense de origen ruso Ekaterina Dmitrieva y el cosmonauta ruso Yuri Malenchenko que en el momento de la ceremonia se encontraba a 380 kilómetros de la superficie terrestre.
Un improvisto cambio en el calendario de misiones en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) impidió al novio volver a la Tierra. Afortunadamente, la ley de Texas permite registrar el matrimonio en ausencia de uno de los futuros esposos si puede alegar una razón válida.
Por lo tanto, las nupcias entre Ekaterina, en traje de novia, y Yuri, en escafandra y con pajarita, celebraron por videoconferencia en presencia de 200 invitados. Un amigo de Malenchenko firmó los documentos por él y otro, el astronauta estadounidense Ed Lu, interpretó la marcha nupcial de Mendelssohn en un sintetizador portátil.
Los jefes de Malenchenko no quedaron muy contentos con la ceremonia. Pese a lo que vaticinaron los escépticos, pudo continuar su carrera en el espacio realizando vuelos en 2007 y 2012 pero desde entonces una cláusula del contrato que firman los tripulantes de la ISS prohíbe explícitamente las bodas en la estación.
En cambio, los privados tienen toda la libertad de celebrar su matrimonio en la órbita. El interés es grande pero ninguna ceremonia se ha llevado a cabo por el momento. Uno de los proyectos más famosos de organizar bodas en el espacio fue el de la empresa japonesa First Advantage que anunció su bancarrota en 2010.
Actualmente, varias empresas intentan lanzar para mediados de 2014 los primeros vuelos comerciales. La estadounidense Virgin Galactic, de Richard Branson, ya anunció que en su lista de espera figuran 600 personas.
