El proceso contra la oposición moscovita encalla por política

© RIA Novosti . Alexei Kudenko / Acceder al contenido multimediaLeonid Razvoyyáev
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El Comité de Investigaciones de Rusia presentó el pasado miércoles 19 de junio cargos por preparar disturbios masivos, un delito castigado con hasta 10 años de cárcel, contra los opositores Serguéi Udaltsov y Leonid Razvoyyáev.

El Comité de Investigaciones de Rusia presentó el pasado miércoles 19 de junio cargos por preparar disturbios masivos, un delito castigado con hasta 10 años de cárcel, contra los opositores Serguéi Udaltsov y Leonid Razvoyyáev. Ambos están imputados por organizar desórdenes durante la manifestación en la plaza Bolótnaya el 6 de mayo de 2012, que finalizó con violentos enfrentamientos con la policía y la detención de varios centenares de personas.

El motivo de la manifestación fue la investidura del presidente Putin, elegido para una tercera legislatura en marzo de 2012, con el 64% de los votos y tras una campaña electoral marcada por la mayor ola de protestas de los últimos 20 años.

Hasta ahora no está nada claro qué fue lo que realmente ocurrió en el centro de Moscú aquel día. Los participantes de la ‘marcha de los millones’ contra los resultados de las elecciones presidenciales tenían que discurrir por la calle Bolshaya Yakimanka hasta la plaza céntrica Bolótnaya para celebrar un mitin. Sin embargo, algunos grupos se desviaron de la ruta y trataron de romper un cordón policial para avanzar hacia el Kremlin, lo cual condujo a enfrentamientos con la policía.

Según la Fiscalía rusa, los líderes de la manifestación hicieron llamamientos a los disturbios masivos y tomaron parte activa en ellos. La oposición mantiene que fueron los efectivos de la policía quienes se excedieron entonces en el ejercicio de sus funciones al golpear a decenas de manifestantes sin motivo alguno, mientras unos provocadores infiltrados en la marcha agredían a los agentes. La excesiva politización de ambas versiones no ayuda precisamente a que la investigación sea objetiva.

La versión de la acusación

Los acusadores afirman que a la cabeza de la columna de manifestantes iban personas cuyo objetivo era provocar disturbios masivos incitando a la violencia, destruyendo mobiliario urbano y recurriendo a la fuerza al lanzar piedras y trozos de asfalto a los agentes de policía.

Para demostrarlo presentan las grabaciones donde se ven unas personas encapuchadas que se mueven de manera organizada entre la muchedumbre, supuestamente provocando enfrentamientos entre los manifestantes y la policía.

Además, se alega que un grupo de varias decenas de manifestantes (entre ellos, los líderes de la oposición, Serguéi Udaltsov y Alexéi Navalni) se desvió de la ruta prevista de la marcha para iniciar una sentada en el puente Bolshói Kammeni, el lugar más estrecho del recorrido, lo cual impidió que los manifestantes fácilmente hacia el lugar previsto para celebración del mitin.

Al mismo tiempo la acusación niega que fueran las fuerzas del orden las que cortaron el paso a la columna y que se hubiera modificado la ruta sin que los organizadores de la manifestación estuvieran al tanto.

La versión de la defensa

La defensa de los acusados a su vez afirma que en contra del plan de acción autorizado previamente por el gobierno de Moscú la policía había acordonado el parque en la plaza Bolótnaya donde debía de celebrarse un mitin al término de la ‘marcha de los millones’. El cordón policial obstruía el paso de la columna de los manifestantes creando efecto del embotellamiento.

La oposición acepta que los enfrentamientos con los policías fueron provocados pero aseguran que los provocadores eran agentes de seguridad encargados de comprometer a los manifestantes y dar motivo para dispersar brutalmente la acción de protesta.

Los acusados insisten, además, que el llamado ‘proceso de Bolótnaya’ es una venganza política. De ahí, las detenciones arbitrarias y unos cargos dudosos por actuaciones que difícilmente pueden ser clasificados como participación en disturbios masivos

Sin puntos en común

Lo único que tienen en común las dos versiones de lo ocurrido es que los disturbios fueron resultado de una provocación. La cuestión clave es saber quiénes fueron sus organizadores.

Pero para resolverla hace falta algo más que las declaraciones de las partes. Mientras tanto, los acusadores investigan detalles comprometedores del historial de algunos acusados y la defensa se limita a  insistir en que se trata de represiones políticas y en que no hay nada que investigar.

Cada una de estas posturas es muy cómoda y buena para la parte que la defiende. Están completamente aisladas, así que podrán permanecer “conservadas” durante años.

Justicia en contexto político

El ‘proceso de Bolótnaya’ está tan impregnado de matices políticos que ha polarizado la opinión pública al respecto. Si uno quiere analizar lo ocurrido inevitablemente tendrá que posicionarse en contra de la oposición y a favor del gobierno, o al revés. Tiene que defender a las autoridades de unos rebeldes que atentaron contra la seguridad del Estado, o aceptar que lo ocurrido es realmente una respuesta vengativa del Gobierno ante una ola de protestas sin precedentes en los meses anteriores.

En cualquier caso, los hechos vienen analizados de manera sesgada y resulta impensable esperar que la investigación de los mismos sea transparente y objetiva. Tampoco cambiaría nada si la oposición llegara al poder: el carácter político y propagandístico ya es inmanente al proceso.

En este sentido, fueran quienes fueran sus participantes -unos curiosos detenidos por casualidad, unos activistas de la oposición o unos provocadores infiltrado-, esto ya no le interesa a nadie. Nadie espera un veredicto justo, lo importante es saber quién ganará más ‘puntos’: el Gobierno o la oposición. 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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