El Gobierno de Kirguizistán nombró hoy a un veterano de los cuerpos de seguridad, el general Tokon Mamítov, como nuevo gobernador de la provincia de Issyk-Kul, en el norte de este país centroasiático, donde la víspera se decretaron el estado de emergencia y el toque de queda a raíz de choques entre policías y manifestantes que demandan subsidios de la empresa aurífera Kumtor.
El primer ministro kirguís, Zhantoro Satibaldíev, calificó a Mamítov de “buen ejecutivo” y llamó a todos a “trabajar como un equipo único en beneficio del desarrollo nacional”.
El anterior dirigente de Issyk-Kul fue cesado por no haber sido capaz de estabilizar la situación.
El jefe del Gobierno señaló que “hoy en día no hay alternativa a Kumtor” cuyas reservas de oro, situadas a más de 4.000 metros de altura, se estiman en 700 toneladas.
El Gobierno intentará poner en marcha en lo que queda del año otros tres yacimientos – Bozumchak, Talbi Bulak e Ishtamberdi – pero “podrán producir entre todos apenas el 75% de lo que rinde Kumtor”, dijo.
Satibaldíev planea visitar hoy el distrito donde 55 personas resultaron heridas la víspera a raíz de los enfrentamientos y hablará con los manifestantes.
Fuentes del Ministerio del Interior de Kirguizistán aseguraron que no hubo nuevos incidentes en la noche del viernes al sábado.
Las autoridades kirguisas denunciaron esta primavera varias infracciones medioambientales en Kumtor y exigieron revisar las condiciones del contrato suscrito con la empresa canadiense Centerra Gold, copropietaria de la mina y operadora del proyecto.
Tras una serie de apagones provocados por manifestantes, la mina de Kumtor se reconectó hoy a la subcentral local de la energía eléctrica pero el portavoz de la compañía, Serguéi Dediujin, citado por la agencia regional de noticias Fergana, dijo que el trabajo volverá a la normalidad solo después de que se reinicie el suministro de alimentos.
En Kumtor trabajan 2.741 personas, según la web de la empresa.
El presidente kirguís, Almazbek Atambayev, advirtió ayer de que el paro de Kumtor puede provocar pérdidas de hasta 6.000 millones de soms, o unos 125 millones de dólares.
