Un monje tibetano murió y otro resultó con quemaduras el domingo pasado después de que ambos se prendieran fuego frente el monasterio de Jokhang, el más famoso de los templos budistas de Lhasa, informaron agencias internacionales.
Según Radio Free Asia, el monje fallecido tenía 19 años y su compañero tiene 22.
Tras lo sucedido las autoridades de Lhasa, donde hasta ahora no se habían producido incidentes de este tipo, reforzaron las medidas de seguridad, cortaron las redes de telefonía móvil e iniciaron controles de documentación en la calle.
Según algunas informaciones, tras el suicidio de los monjes un grupo de residentes de Lhasa intentó celebrar una protesta que acabó en detenciones.
Los suicidios de monjes budistas comenzaron en el Tíbet en marzo de 2011 y desde entonces se ha registrado una treintena de estos actos, que son una forma de reclamar la independencia del Tíbet cuya población acusa a Pekín de reprimir la cultura y la religión local y de violar los derechos del pueblo tibetano.
Las autoridades chinas a su vez califican a los monjes suicidas de “terroristas”, “perturbados” y “criminales” y acusan al líder espiritual de los budistas, Dalái Lama, de instigar a estas acciones. Asimismo, rechazan las acusaciones de discriminar a los tibetanos y afirman que su nivel de vida mejoró gracias a China y que tienen garantizada la libertad religiosa.
El Tíbet fue anexado a China en los 1950. La lucha por la independencia de la región se intensificó en 2008, después de que los enfrentamientos entre la policía y monjes participantes de una manifestación en Lhasa terminaran con un saldo de unos 20 muertos y centenares de detenidos.
