La 'dama de hierro' suroseta abandona el escenario político

© RIA Novosti . Valeriy Melnikov / Acceder al contenido multimediaAla Dzhióyeva
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Líder opositora y ex candidata a la presidencia de Osetia del Sur, Ala Dzhióyeva, no solo fracasó en su intento de ocupar el sillón presidencial sino que también se verá obligada a abandonar el escenario político de su país.

Líder opositora y ex candidata a la presidencia de Osetia del Sur, Ala Dzhióyeva, no solo fracasó en su intento de ocupar el sillón presidencial sino que también se verá obligada a abandonar el escenario político de su país.

Podemos compadecer a esta mujer de 62 años de edad que estaba luchando con coraje por conservar los votos que había reunido en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas en Osetia del Sur en noviembre de 2011. Pero en la mayoría de los casos, la compasión resulta estéril en política.

Ala Dzhióyeva está en un hospital en el que fue ingresada por haber sufrido una microhemorragia cerebral tras un registro efectuado en sus oficinas en el marco de la investigación por el intento de usurpar el poder en noviembre de 2011.

Las fuerzas de seguridad de Osetia del Sur asaltaron violentamente el pasado 9 de febrero las oficinas Ala Dzhióyeva y frustraron los planes de la líder opositora de celebrar la ceremonia de “investidura” como presidenta del país prevista para el día siguiente.

No deberíamos confundir la compasión con la valoración profesional de un político. Se pueden resumir las acciones de Ala Dzhióyeva con una antigua frase de un político francés del siglo XVII que decía: “Es peor que un crimen, es un error”.

La segunda ronda de las presidenciales en Osetia del Sur, que se celebró el pasado 27 de noviembre, terminó con la sorprendente victoria de la candidata de la oposición, Ala Dzhióyeva, sobre el ministro suroseta de Situaciones de Emergencia, Anatoli Bibílov. Pero los partidarios del presidente de Osetia del Sur, Eduard Kokoiti, prefirieron invalidar los resultados de las elecciones antes de que se terminara el escrutinio de los votos.

El Tribunal Supremo suroseta declaró no válidos los resultados de la segunda ronda de los comicios presidenciales al confirmarse muchas infracciones. Los partidarios de Dzhióyeva organizaron protestas en la parte céntrica de Tsjinval, capital de la república, exigiendo reconocer su victoria.

Mientras, Kokoiti y sus seguidores insistían en la necesidad de cumplir la sentencia del Tribunal para impedir que el sillón presidencial lo ocupara la líder de la oposición. La primera ronda de la lucha entre Dzhióyeva y Kokoiti terminó con el empate entre los dos. El 9 de diciembre de 2011, la lider de la oposición y el entonces presidente del país firmaron un acuerdo por el que este último accedió a dimitir, a la vez que los partidarios de Dzhióyeva debían terminar los actos de protesta.

Las nuevas elecciones presidenciales en Osetia del Sur fueron convocadas para el próximo 25 de marzo, pero para este momento estaba prevista la destitución del juez Atsamaz Bichénov y del fiscal general Taimuraz Jugáev, acusados por Dzhióyeva de “robo” de su victoria conseguida en noviembre.

El emisario de Moscú, Vadim Bróvtsev, que en el momento de suscripción de acuerdos del 9 de noviembre ocupaba el cargo del primer ministro de Osetia del Sur, fue designado presidente en funciones de la república.

La segunda ronda de la lucha con Kokoiti la perdió Ala Dzhióyeva y parece que es el final de partida. Porque las protestas en la calles y declaraciones hechas en Tsjinval  y Moscú tienen poco o nada que ver con la política seria.

En vez de encontrar fórmulas de compromiso con Bróvtsev y asegurarse el apoyo de miembros del parlamento suroseta, Dzhióyeva tan solo se quejaba del incumplimiento de varias condiciones del acuerdo del 9 de noviembre y amenazaba con su “investidura” inevitable. Mientras tanto, solo las alianzas dan la fuerza necesaria a un político. Sin ellas la “investidura” no es más que palabra.

En enero pasado, Dzhióyeva revocó su firma en el acuerdo con Kokoiti, se proclamó presidenta legítimamente elegida y exigió transferirle el poder. De este modo estropeó definitivamente las relaciones con los principales actores políticos de la república.

Ya en enero, el presidente en funciones de Osetia del Sur, Vadim Bróvtsev, criticó a Dzhióyeva por no estar dispuesta a buscar fórmulas de compromiso y mantener diálogo constructivo en el marco de la ley.

Dzhióyeva perdió ya a muchos partidarios suyos en la antesala de la ceremonia de “investidura” anunciada para el pasado 10 de febrero.

Personalidades famosas e influyentes que apoyaban a Dzhióyeva le recomendaron que no jugara la carta de su investidura. Por ejemplo Anatoli Baranquévich, que había defendido Tsjinval durante la trágica “guerra de los cinco días” que siguió a la ofensiva que Georgia lanzó para recuperar el control del territorio suroseta en agosto de 2008. Pero 'la dama de hierro' insistía en su opinión. Quizás por esto el asalto de sus oficinas por las fuerzas de seguridad para prevenir la ceremonia de investidura anunciada para el 10 de febrero no ha causado víctimas, que parecían inevitables en diciembre.

Según los medios de información, solo 25 civiles mostraron desobediencia abierta durante el registro. Es evidente que estos acontecimientos son humillantes para la república, pero no es una tragedia nacional ante lo que pudo ocurrir en diciembre.

Parece que el nombre de Ala Dzhióyeva se relegará a un segundo plano en la historia de Osetia del Sur. Siguen los preparativos para las elecciones presidenciales convocadas para el próximo 25 de marzo, que según Vadim Brovtsev deben estabilizar la situación en la república.

En los comicios participará Gueorgui Kabisov, ex presidente del Comité de Información y Medios de Comunicación Masiva, considerado el favorito del ex presidente oseta, Eduard Kokoiti. Las fuerzas de seguridad están representadas por el viceministro de Defensa, Igor Alborov, y ex jefe del Comité de Seguridad Estatal de Osetia del Sur, Leonid Tibílov.

Además, ex embajador de Osetia del Sur en Rusia, Dmitri Medóyev, planea presentar su candidatura en las presidenciales.

Muchos consideran que por detrás de Tibílov está Albert Dzhussóyev, empresario ruso proveniente de Osetia del Sur, opositor a Kokoiti.

Podemos hacer constar que la democracia no fue eliminada en Osetia del Sur  y la elite gobernante debería luchar por la victoria en las próximas elecciones.

Pero Ala Dzhióyeva ya no participará en estos comicios. Puede entrar en la historia como Saúl, personaje de la Biblia, proclamado primer rey de Israel a finales del siglo XI a.C, que tuvo que traspasar el poder a David, más joven, porque era incapaz de reinar.

Es una historia frecuente en la política. Las 'damas de hierro' también sufren fracasos.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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