El fiscal serbio para los crímenes de guerra Vladimir Vukcevic declaró hoy a la cadena de televisión B92 que la participación de Rusia en la investigación del tráfico de órganos humanos supuestamente cometido en Kosovo sería muy útil.
“La incorporación de Rusia a la investigación de ese asunto sería de gran utilidad, porque Rusia es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y nos puede ayuda mucho”, dijo.
Actualmente existen dos expedientes relacionados con el tráfico de órganos humanos. Uno tiene que ver con los crímenes cometidos de 1998 a 1998, antes del fin del conflicto armado en Kosovo. El diputado de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), Dick Marty, publicó en 2010 un informe en que afirmó que unas personas cercanas al actual primer ministro de Kosovo, Hashim Thaci, estaban involucradas en la bárbara extracción de órganos con el fin de su posterior comercialización.
Anteriormente, lo había denunciado la ex fiscal del Tribunal Internacional para Yugoslavia, Carla del Ponte. Pero la investigación comenzó sólo después de la publicación del informe de Marty. Fue encargada a un grupo de trabajo instituido en el marco de la misión EULEX de la UE en Kosovo. Serbia lo aplaudió, pero con el apoyo de Rusia siguió insistiendo en que la investigación se realice bajo la égida de Naciones Unidas y que el Consejo de Seguridad de la ONU la tome bajo su control.
Otra historia tiene que ver con el llamado ‘caso Medicus’, de una clínica de Pristina implicada en el escándalo de trasplante ilegal de órganos humanos. Los organizadores de ese negocio criminal buscaban a potenciales donantes en Turquía, Kazajstán, Moldavia y Azerbaiyán. Les prometían 20 mil euros por extirpar, por ejemplo, un riñón. Pero luego los engañaban.
Según el fiscal Vukcecic, esa práctica es continuación de los crímenes similares cometidos durante el conflicto armado en Kosovo de finales de la década del 90.
