El euro sobrevivirá gracias a lo acordado en la Cumbre Europea

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El fin de semana pasado no trajo grandes sobresaltos para los europeos.

El fin de semana pasado no trajo grandes sobresaltos para los europeos.

La Cumbre de los países miembros de la Unión Europea que prometía prolongarse algunos días, acabó el viernes y tuvo resultados bastante alentadores: la eurozona seguirá existiendo y casi todos los temas abordados quedaron resueltos.

Los objetivos planteados se cumplieron, y Europa, si no hay ningún contratiempo, articulará una nueva Unión basándose en el pacto de rigor fiscal y coordinación económica en la eurozona. El déficit presupuestario planeado no podrá superar el 0,5% del PIB (producto interior bruto) y los países que lo superen serán castigados.

Sin embargo, como suele ocurrir en este tipo de situaciones, algunos detalles de la reunión merecen atención especial.

Nada está decidido todavía

Se supone que el segundo día de la Cumbre fue la jornada del triunfo de sus organizadores, es decir, Alemania y Francia, contra tres de los cuatro países que tenían dudas acerca de la solución de la crisis y que incluso se habían negado el pasado jueves a integrarse en una nueva Unión fiscal. Estos tres países, en concreto, Hungría, Suecia y la República Checa, acabaron aceptando, sólo el Reino Unido conservó su postura inicial.

He aquí la importancia de los detalles: los tres miembros “persuadidos” aceptaron someter el asunto a consideración de sus Parlamentos nacionales. Y en muchos de los 27 países de la UE y de los 17 miembros de la eurozona el procedimiento de integración en dicha Unión fiscal no acaba en la etapa de la reunión de los jefes de Gobierno, de modo que todavía puede haber sorpresas.

Las preguntas, por lo tanto, son las siguientes: ¿cuánto se tardará en vertebrar una nueva Unión Europea, donde nadie estará libre de pedir prestado ni de gastar a su antojo el dinero? ¿Serán suficientes un año o, posiblemente, dos? ¿Qué pasará con el euro en este espacio de tiempo, será capaz de sobrevivir? Porque un mundo sin euro sería una perspectiva poco agradable.

Un papel muy importante desde el punto de vista político y psicológico lo desempeñará en el futuro el país que se negó a cooperar con la UE. Si se tratara de un país como la República Checa, el tema tendría gracia, pero se trata del Reino Unido.

Un hada de la que se olvidaron

Hay que recordar lo que suele ocurrir si a un hada no se la invita a ir a un baile ofrecido en honor al nacimiento de la princesa.

En nuestro caso el baile sería la Cumbre franco-alemana celebrada en París a principios de la semana pasada. Precisamente los líderes de Francia y Alemania idearon el plan de introducción de austeridad fiscal y viajaron a Bruselas con el proyecto ya elaborado. ¿Y por qué sólo estos dos países? ¿Acaso no hay otras economías fuertes en la UE?

Sí que las hay, Italia, por ejemplo. Sin embargo, después de la dimisión del primer ministro, Silvio Berlusconi, y el inicio de la gestión de la crisis, su voz ya no suena con la fuerza de antaño. Pero también está el Reino Unido que por su potencial económico no se queda a la zaga de Alemania. Desde el punto de vista formal, la decisión del primer ministro británico, David Cameron, de no unirse a los países comunitarios es fácil de entender: el Reino Unido en su momento no apoyó la introducción de la moneda única.

La situación en la eurozona

Las consecuencias podrían ser curiosas, porque en adelante en la UE habrá un país que navega a contracorriente y disfruta de una mayor autonomía. ¿Qué pasaría, si la economía británica se topara con menos problemas que el resto de los países, obligados a someterse a la disciplina fiscal?
Hay que recordar como ocurrió todo: la UE se rige por el Tratado de Lisboa. En la Cumbre de París, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, propusieron firmar una nueva versión del Tratado que incluyera los principios del rigor presupuestario. En caso del veto de algún miembro, simplemente se crearía la Unión fiscal. Sin embargo, nadie esperaba que un país acabara gozando de condiciones especiales.

David Cameron se pronunció en contra de la institución de una comisión supranacional, encargada de controlar el cumplimiento de la disciplina fiscal e imponer multas a los infractores. Además de no hacer caso a las indicaciones de dicha comisión, el Reino Unido, siendo miembro de la UE, podría incluso dificultar su institución.

El plan franco-alemán tardó en perfilarse, porque Nicolas Sarkozy se resistió a la idea de crear la comisión, adelantada por la canciller alemana. De modo que es probable que este punto clave del plan de salvación del euro no llegue a aplicarse. Algunas votaciones en contra en los Parlamentos nacionales podrían ser suficientes para echar por tierra el proyecto.

En general, los resultados de la Cumbre han sido una buena noticia para el euro, sin embargo queda la hipotética posibilidad de que los alemanes se decidan por una autonomía al estilo de Inglaterra. Porque hasta el momento los alemanes no querían depender de sus vecinos europeos.

¿Por qué David Cameron ha decidido oponerse a la voluntad de la UE? En primer lugar, por no querer someter a la City londinense a las normas comunitarias. Es decir, al igual que los alemanes que temían que se les atara de pies y manos. Su decisión no era fácil: en el Reino Unido hubo una oposición muy fuerte, porque, de hecho, el país se enfrenta al aislamiento financiero. No obstante, en el Reino Unido siempre ha habido ánimos en contra de la integración europea y la decisión de Cameron podría minar la confianza de los europeos en la Unión fiscal.

Entre todas las opiniones acerca de la naturaleza y las perspectivas de la actual crisis financiera que azota a la UE, se puede destacar dos tendencias, la puramente económica que parece algo simplista, y la política que tiene en cuenta las razones de la creación de la Unión Europea y de la crisis financiera. Por lo tanto, los autores de la decisión sobre el futuro de la UE deberían haberse guiado por motivos políticos.

Bruselas ha sabido evitar que representantes de las mayores economías acuerden entre ellas la creación de una estructura completamente nueva, haciendo que la Unión Europea en su estado actual pase a ser parte de la Historia. No obstante, la situación todavía puede dar un cambio drástico.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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