En las legislativas de Polonia triunfa el pragmatismo

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Recientemente en Polonia se celebraron elecciones parlamentarias.

Recientemente en Polonia se celebraron elecciones parlamentarias.

Resultaron ser un importante acontecimiento para el país y para su vecino más grande, Rusia, por haber obtenido victoria el partido en el poder, por primera vez en los 22 años del desarrollo democrático.

La composición del Gobierno Nacional y la política del país en general suelen depender en Polonia del Parlamento, por lo tanto, en estos momentos se está perfilando un país con el que Rusia tendrá que tratar a lo largo de los próximos 4 años, como mínimo.

Liberales contra nacionalistas

El liderazgo lo asume el partido en el poder, Plataforma Cívica, representado por los actuales presidente, Bronislaw Komorowski, y primer ministro, Donald Tusk, con el 38.9% de los votos emitidos. Es seguido por el partido de perfil conservador y nacionalista, Ley y Justicia fundado por el fallecido presidente polaco, Lech Kaczynski, y su hermano Jaroslaw que reunió algo más del 30% de los votos.

 Lo más probable es que la voz cantante en el Parlamento de la nueva legislatura lleve la coalición de la Plataforma Cívica con 212 diputados y del Partido Campesino Polaco del vice-primer ministro, Waldemar Pawlak con 27 diputados.

Dicha coalición será contrarrestada en la Asamblea Nacional con el total de 460 escaños por los 158 diputados por “Ley y Justicia” que con toda seguridad exigirán la aplicación de una política más implacable respecto a Rusia: medirse las fuerzas con nuestro país sigue figurando en Polonia en la lista de prioridades políticas.

 Es bastante más difícil predecir el comportamiento de los 62 diputados que representarán a la Unión de la izquierda liberal, es decir, a los social-demócratas polacos y al llamado Movimiento Palikot que ha sido gran sorpresa de las recientes elecciones.

El enfrentamiento de los liberales y de las fuerzas patriótico-conservadoras que caracterizó las elecciones del pasado domingo, es característico también para el panorama político en Rusia. Sin embargo, en Polonia existen ciertas particularidades. La principal consiste en la falta del partido en el poder: desde 1989 la voluntad de los electores hacía al partido gobernante retirarse a la oposición. La única excepción han sido los comicios de este año.

Es todavía más sorprendente la victoria de Plataforma Cívica, dado que es un partido que defiende los principios clásicos del capitalismo liberal y promete acabar con el “Estado protector”, de esta manera suelen llamar a los restos del sistema de distribución del tipo soviético que se conservan desde los tiempos de la República Popular de Polonia.

Parece ser que existe también otro motivo, por el cual la gente decidió conceder a los liberales otra oportunidad: la economía nacional no está en una situación muy mala, sobre todo, en comparación con otros países de la Unión Europea. Durante los años 2008-2009, en plena crisis global, la economía polaca recibió el nombre de “isla verde”, rodeada por las bulliciosas aguas económicas y financieras de la Europa moderna.

Kaczynski para asustar

No obstante, no solo razones económicas ayudaron a los liberales polacos a mantener su posición (en las elecciones de 2007 Plataforma Cívica reunió el 41.5% de los votos emitidos, cerca del 2% más que ahora). Después de haber arrebatado el poder a Ley y Justicia en 2007, Donald Tusk lo pudo conservar en gran medida, gracias al nacionalismo y a la intolerancia profesados por sus principales adversarios, los hermanos Kaczynski.

“Si no ganamos nosotros, ganará el salvajismo”, este sencillo mensaje de los liberales fue transmitido a los electores por los demasiado activos partidarios de los Kaczynski en persona.

 Después de que en 2010 en las afueras de la ciudad rusa de Smolensk tuviera un accidente el avión presidencial y falleciera Lech Kaczynski, sus partidarios formulaban teorías de conspiración de lo más inverosímiles con la obligatoria participación de los rusos, de los liberales de Varsovia y de otros “maleantes anti-polacos” que supuestamente habían tendido una trampa mortal al avión presidencial. El resultado fue contrario al esperado: el polaco medio no acabó de creer en demenciales conjeturas sobre la niebla artificial y nubes de gel en el cielo sobre Smolensk.

Para no permitir que esta gente claramente desquiciada acceda al poder, por Plataforma Cívica votaron incluso aquellos que no compartían los postulados liberales de su programa. Lo más importante para este tipo de electores era evitar que Jaroslaw Kaczynski y sus partidarios consigan posición dominante en el Parlamento.

 “No se puede permitir que estos anticomunistas con ánimos de bolcheviques lleguen al poder, como ya pasó entre 2005 y 2007”, esta declaración del editor del diario polaco Gazeta Wyborcza, Adam Michnik, hecha recientemente en la presentación de su libro en Moscú podría representar la postura de la mayoría de quienes votaron a Plataforma Cívica.

No sólo en la prensa polaca, sino en todos los medios periodísticos liberales europeos el Partido de los Kaczynski aparece con una imagen agresiva y discrepante de los principios europeos. Por otra parte, Jaroslaw Kaczynski y otros líderes de Ley y Justicia se buscaron también enemigos influyentes. Hace unos días, en vísperas de las elecciones, Kaczynski declaró sin pruebas de ningún tipo que la actual Canciller alemana, Angela Merkel, llegó a la gran política, gracias al Stasi, servicio secreto inteligencia de la República Democrática Alemana. En 2006-2007 los hermanos Kaczynski se propusieron cambiar la política del diario Gazeta Wyborcza, intentando conseguir que cambiara el propietario del periódico. Ahora Kaczynski pone de ejemplo para Polonia a Hungría, donde hace poco el primer ministro, Viktor Orbán, intentó introducir la Ley que limite la libertad de la prensa.

De modo que la mayoría de los periodistas polacos se aplicó a fondo, trabajando en contra de Jaroslaw Kaczynski. Y esta opinión desfavorable de la prensa también llevó a que Ley y Justucia recibiera menos votos que en las elecciones de 2007, 30% contra el 36% en 2007.

La victoria del pragmatismo

Pero, por supuesto, la victoria de Plataforma Cívica no quiere decir que en Polonia hayan llegado al poder los rusófilos y los partidarios de la mejora de relaciones ruso-polacas. Este punto de vista no sería más que una simplificación de los hechos. Tanto en Plataforma Cívica, como en general en los círculos liberales polacos hay amantes de Rusia. No obstante, la política del partido ganador de los últimos años demostró ser prágmatica y predecible, rasgos que tanta falta han hecho a sus antecesores de Ley y Justicia.

“Estamos aprendiendo a percibir a Rusia tal como es y no como nos gustaría verla”, de esta manera resumió los cambios de los ánimos de las élites polacas el antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Adam Rotfeld, en una mesa redonda, celebrada por los expertos en relaciones bilaterales de ambos países.

El actual jefe de la diplomacia polaca, Radoslaw Sikorski, a pesar de estar casado con la periodista del Washington Post, Anne Applebaum, especializada en la crítica de Rusia, no es propenso a crear conflictos infundados en las relaciones entre Polonia y Rusia. Y lo más probable es que mantenga su puesto en el nuevo Gabinete.

Llevando con orgullo su posición de anticlerical

A la par con la lucha de los liberales y los nacionalistas en las recientes elecciones se libraron también guerras locales, por ejemplo, una verdadera caza de los votos de los electores con opiniones anticlericales.

Después del derrumbe del régimen comunista en 1989 la Iglesia Católica Polaca empezó a desempeñar un papel muy importante en casi todas las esferas de la vida de la sociedad y ello provoca descontento de la gente, un descontento incluso mayor que el expresado por una parte de la población de Rusia respecto a la creciente influencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Hasta estas elecciones solía hacerse con los votos de los electores anticlericales la Unión de la izquierda democrática, pero en las recientes elecciones fue desplazada por el Movimiento del político Janusz Palikot que reunió el 10.1% de los votos emitidos. Palikot acudía a las ruedas de prensa vestido con una camiseta que ponía “Soy gay” y desafió a los representantes de la Iglesia con la cita de Máximo Gorki “¡Existe sólo el hombre y todo lo demás es obra de sus manos, de su cerebro!” no hizo a los electores dudar de su postura anticlerical.

Los social demócratas reunieron tan sólo un 7,7% de los votos, éste es el triste resultado de las actividades desplegadas por el Partido, heredero del todopoderoso en su momento Partido Obrero Unificado Polaco, estructura semejante al PCUS. Y eso que no hace tanto, a finales de los 90, se vaticinaba que los social-demócratas asumirían el papel del “partido eterno”, una especie de Rusia Unida.

Es así de complicado el panorama: por una parte, en las recientes elecciones hubo el típico decorado: liberales enfrentados a nacionalistas y personajes excéntricos en el segundo plano. Por otra parte, los polacos no aguantan “los partidos en el poder” y es lo que les diferencia de los rusos. Y, finalmente, Polonia será gobernada en los próximos 4 años por liberales de verdad, reconocidos por la Unión Europea.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO  COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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