El número de las víctimas mortales de la operación militar lanzada por el Ejército sirio contra la ciudad de Deir ez-Zor, en el este del país, se elevó hasta 38, comunicó esta tarde la agencia Reuters.
“Son cifras preliminares. Las víctimas aumentan con cada hora que pasa”, dijo a la agencia el activista de la Unión de Coordinación de la Revolución Siria, Suhair al-Atassi.
Anteriormente, fue recibida información sobre 20 perecidos en ese ataque.
Carros blindados del Ejercito sirio entraron en la noche de viernes pasado en Deir ez-Zor, la ciudad más grande en el este de Siria, centro administrativo de la provincia homónima en que se extrae petróleo y a la que los sirios llaman “Perla del desierto”. Últimamente, en Deir ez-Zor se desarrollaron protestas contra el régimen del presidente Bashar Asad.
El defensor de derechos humanos sirio, Rami Abdel Rahman, informó que unos carros blindados abrieron fuego también en la localidad de El Hula, de la provincia central de Homs. Inicialmente dio la cifra de al menos siete muertos, la que aumentó luego hasta trece.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al conversar por teléfono la víspera con el presidente sirio Asad, expresó preocupación por la escalada de la violencia en el país y exigió dejar de emplear fuerza militar contra la población civil.
Las conmociones comenzaron en Siria a mediados de marzo pasado. Según datos actualizados de defensores de derechos humanos, más de 1.600 personas perdieron la vida en los choques con las fuerzas de seguridad, casi tres mil personas desaparecieron.
Las autoridades sirias a su vez cargan la responsabilidad por los desórdenes a “los elementos extremistas armados que gozan del apoyo de unas fuerzas exteriores” y declaran que a raíz de disturbios perecieron más de 340 militares y agentes de seguridad.
