El escándalo entorno al imperio mediático News Corp, perteneciente a Rupert Murdoch, comprobó la necesidad de cumplir con estándares éticos y normas de derecho internacional, declaró el comisionado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para los Derechos Humanos, Konstantín Dolgov.
“El escándalo que se desarrolla ante nuestros ojos comprueba una vez más la necesidad de combinar eficientemente la libertad de palabra y acceso a la información con la responsabilidad de periodistas y propietarios de los medios noticiosos por cumplir con la ética profesional, las normas y estándares existentes en el espacio mediático”, dijo Dolgov.
En este contexto el diplomático recordó el Artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Artículo 10 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, según los cuales la libertad de expresión e información no puede contradecir a los intereses de la seguridad nacional, orden público, protección de la salud, apoyo al prestigio e imparcialidad de la justicia.
“Ésta es la postura de Rusia respecto a la libertad de los medios de comunicación masiva”, resaltó Dolgov al expresar su esperanza de que tras el escándalo británico el mundo se de cuenta de que esta postura carece de alternativa.
El pasado 19 de julio Murdoch compareció en el parlamento británico ante el Comité de Cultura, Medios y Deporte tras el escándalo de escuchas ilegales y soborno a policías por periodistas de News International, que pertenece a News Corp.
Murdoch negó toda la responsabilidad por métodos de trabajo ilegales, usados por periodistas que colaboran para editoriales pertenecientes a News Corp, con el fin de obtener exclusivas.
El escándalo llevó al cierre del tabloide británico News of the World, de mayor tirada del país. Ciertas personas, entre ellas la ex jefa de la editorial News International, Rebekah Brooks, fueron arrestadas y luego liberadas bajo fianza.
El jefe de la Policía Metropolitana de Londres (Scotland Yard), Paul Stephenson, y su subcomisario, John Yates, dimitieron tras verse salpicados por el escándalo.
