Lo que trajo a Moscú Francois Fillon

© RIA Novosti . Alexei Druzhinin / Acceder al contenido multimediaFrançois Fillon et Vladimir Putin
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La reciente visita a Moscú del primer ministro de Francia, François Fillon, pudo tener un éxito rotundo de no ser porque a Rusia también llegó el ciclón europeo que cubrió de nieve a toda Francia y la mayor parte de Europa

La reciente visita a Moscú del primer ministro de Francia, François Fillon, pudo tener un éxito rotundo de no ser porque a Rusia también llegó el ciclón europeo que cubrió de nieve a toda Francia y la mayor parte de Europa.

A consecuencia de esa “sorpresa”, el avión con el político francés aterrizó con retraso, por lo que Fillon se perdió el inicio del espectacular concierto en el Teatro Bolshoi, organizado para conmemorar el final del Año de Francia en Rusia y Rusia en Francia, que empezó en noviembre de 2009.
Sin embargo, Fillon alcanzó parte del programa cultural: cenó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en el restaurante de la Casa de los Literatos. Y fue recibido por el presidente de Rusia, Dmitri Medvedev.

En vísperas de esa visita Moscú y París intensificaron los contactos bilaterales : el presidente francés, Nicolas Sarkozy, sostuvo una conversaciуn telefónica con el presidente ruso, Dmitri Medvedev.

En este tipo de conversaciones se suelen discutir los últimos acontecimientos, se intenta encontrar algo memorable que pueda hacer las veces de acorde final al año que se está acabando, o se mencionan aquellos asuntos que se posponen para el futuro.

Todo el mundo estaba pendiente de la reunión en Moscú y se barajaban dos posibilidades: el anuncio de la decisión definitiva sobre la compra a Francia  portahelicópteros “Mistral” o el anuncio de que la autovía al aeropuerto de Sheremetevo acabará pasando por el sonado bosque de Jimki,  el plan antiguo. Francia tiene sus razones para interesarse por este asunto. No obstante, nada de lo esperado se anunció, y tendremos que acabar el año 2010 sin los “Mistral”.

Todo parece indicar que tendremos que esperar a que se produzca el anuncio oficial de la compra de los “Mistral” (tema que seguramente ha sido abordado durante la reunión de Fillon y Putin). Conociendo el carácter de Sarkozy, quien acostumbra a controlar personalmente todos los aspectos de la política nacional francesa, es difícil suponer que le habría confiado a su Jefe de Gobierno el anuncio de una transacción de tal importancia. La decisión sobre el destino del bosque de Jimki también tendrá que esperar.

Francia ayudará a Rusia a quitarse la “resaca energética”

El Año de Francia en Rusia y de Rusia en Francia se destacó más por sus acontecimientos culturales e intercambios de todo tipo, quedando en un segundo plano los aspectos económicos, financieros, industriales, científicos y los relacionados con la modernización. Y, sin embargo, no por ello esos asuntos dejan de ser muy importantes, lo que se puso de manifiesto en la XV reunión de la Comisión intergubernamental ruso-francesa para la cooperación económico-comercial y científico-técnica, copresidida por los Jefes de Gobierno de los dos países.

Fillon llegó a Moscú acompañado por representantes de más de 20 de las entidades industriales, bancarias, energéticas y comerciales más importantes de Francia. Una cifra que no es impresionante, teniendo en cuenta que, en la actualidad, cerca de 6.000 empresas francesas desarrollan negocios conjuntos con empresas rusas.

De entre la gran cantidad de acuerdos firmados por Francia y Rusia, así como por las empresas de los dos países vale destacar más que todo el Acuerdo para la Creación del Centro Franco-Ruso de eficiencia energética y el Acuerdo de cooperación en la esfera de la modernización.
A causa de la accesibilidad, abundancia y bajos precios de los recursos naturales, tales como madera, carbón, petróleo, gas y agua, Rusia históricamente ha sido proclive al despilfarro energético.

El resultado es deprimente: cada dólar del PIB le cuesta a Rusia en kilovatios-hora el doble que al resto del mundo: 1.8 frente al 0.9, respectivamente. En Europa Occidental, las necesidades energéticas de la industria son 3 veces menores que en Rusia; en Estados Unidos, 2.5 veces; y en China, 2 veces. Así que la asistencia francesa en este asunto nos vendría de maravilla.

También se le podría pedir ayuda a Japón, donde las necesidades energéticas de la industria, por muy increíble que parezca, son unas 6 veces menores que en Rusia. No obstante, esta vía parece poco practicable por el problema de las Kuriles.

Desde 2000, Rusia ha reducido las necesidades energéticas del PIB, alcanzando en 2008 una disminución del 35% y moviéndose al número 120 en el ranking mundial, en comparación con la posición 135 en 2000.

Este consumo de energía, muy parecido a los tragos que se le dan al agua en estado de resaca, se compensa por su bajo precio, pero en breve la situación cambiará: después de la próxima integración de Rusia en la Organización Mundial del Comercio, Rusia perderá todas sus ventajas energéticas. Cuando el presidente Dmitri Medvedev habla del problema de la eficiencia energética como una de las principales prioridades de la modernización de la economía, tiene en cuenta precisamente eso.

Las historias en torno al bosque de Jimki

A los franceses les importa mucho la nueva autopista que unirá San Petersburgo con Moscú. Y están al tanto de las peripecias del caso porque la constructora francesa más importante, Vinci Construction, que se ocupa de construir carreteras, puentes, viaductos, etc. es la encargada de trazar el tramo de Jimki de la autovía. Por el retraso en la realización del proyecto, Moscú debería pagar a la empresa francesa una multa de 85 millones de euros. Si se opta por el plan original del trazado de la autovía, será un motivo de alegría para los franceses y de consternación para los ecologistas rusos. Por otra parte, si de verdad se vuelve al proyecto original, parecerá bastante extraña toda la historia de las consultas sobre el destino del bosque de Jimki y de la “necesidad de tener en cuenta a la opinión pública”. ¿Para qué había que montar todo este espectáculo, si el contrato estaba ya firmado y se sabía de antemano que estipulaba una multa colosal?

Rusia ha vuelto a ver a Napoleón y Francia, “La Santa Rusia”

La “dimensión cultural” de este año ha sido muy rica en acontecimientos, igualables, más que a unas gratas sorpresas, a unos preciosos regalos. Fue la segunda “invasión” de los franceses en Rusia y de los rusos, en Francia. Y nadie tuvo el más mínimo motivo para lamentarlo.

Moscú, San Petersburgo, Novosibirsk, Omsk, Ekaterimburgo y Kaliningrado recordarán durante mucho tiempo la gira del legendario teatro “Comedie Francaise”, fundado en 1680 y uno de los más antiguos en Europa. El grupo trajo a Rusia “Las bodas de Fígaro” de Beaumarchais. El Museo de Bellas Artes Pushkin ofreció una grandiosa exposición de las obras de Picasso, no menos grandiosa que en 1965. Otra exposición, “El panteón pictórico francés: una versión de cámara”, todavía abierta, presenta los dibujos de Degas, Renoir, Van Gogh, Touluose-Lautrec, Modigliani, Matisse y Chagal.

En marzo, en París se celebró la exposición “La Santa Rusia” que reunió 450 muestras de las colecciones de los museos rusos. El pasado septiembre, Napoleón “tomó” el Museo Histórico de Moscú y la Galería Tretiakov, donde fueron expuestos sus retratos y otros objetos de uso personal.

Se adoptó la decisión de crear una Academia de Cine ruso-francesa para apoyar proyectos conjuntos y de instituir en la ciudad francesa de Arles el Colegio Internacional de traductores literarios.

Debido a que París se había visto cubierta por la nieve, había quienes esperaban en Moscú que Francia expresara interés por conocer la “experiencia de Rusia” al respecto. Afortunadamente, no hubo ocasión.

El ministro francés del Interior, Brice Hortefeux, anunció que esta experiencia sería estudiada, pero que “por supuesto no se trata de comparar los distritos parisinos con el Norte de Canadá ni con Moscú, sino de aprovechar la experiencia de los países de Europa Occidental”.

François Fillon, por su parte, le prometió a Putin, compartir la experiencia francesa en la organización del Campeonato Mundial de Fútbol.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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