San Petersburgo, 10 de junio, RIA Novosti. Trabajadores de la sucursal de San Petersburgo del Instituto de Matemáticas Steklov, en que trabajó Grigori Perelman quien resolvió la Conjetura de Poincaré y fue galardonado con el Premio del Milenio, esperan que Grigori decida recogerlo, dijo hoy a RIA Novosti un científico de ese instituto.
"En París se desarrolló una ceremonia, a la que Perelman no asistió. El matemático Mijaíl Grómov que reside en Francia aceptó representar a Perelman en ese acto", señaló.
Grigori Perelman se despidió a finales de 2005 del Instituto Steklov, donde había trabajado unos cinco años. Preguntado de cómo lo había explicado, el ex colega de Grigori dijo: "¿Qué quiere usted de un matemático?". Además, añadió que los dirigentes del Instituto "literalmente suplicaban" que se quedara. Pero el matemático se fue. Y desde aquel entonces no mantuvo ningunas relaciones oficiales con el Instituto.
El interlocutor de la agencia añadió que hace poco unos vecinos de Perelman informaron que no lo ven hace dos semanas ya y se sienten muy preocupados. Señaló que los ex colegas no tienen información precisa sobre el científico y como todo el mundo se enteran de lo que le pasa vía Internet.
El Instituto Clay de Matemáticas, EEUU, anunció en marzo pasado que otorga a Perelman, quien logró resolver la Conjetura de Poincaré, un Premio del Milenio dotado de un millón de dólares. (Una lista de siete de problemas matemáticos del Milenio pendientes de solución fue elaborada en 2000). La ceremonia de entrega del galardón a Perelman tenía que desarrollarse el martes pasado en el Instituto Oceanográfico de París, pero el científico no se presentó, tampoco informó si acepta el premio o no.
Pese a la ausencia de Perelman, se celebró una actividad en su homenaje.
Al premio se adjuntan dos estatuillas. Una fue entregada de modo simbólico a Mijail Grómov y otra a Francoise Poincaré, nieta de Henri Poincaré.
En 2006, a Perelman fue concedida la medalla Fields por la resolución de ese problema matemático, pero él se negó a aceptarla.
El matemático reside en San Petersburgo y se niega rotundamente a tratar con la prensa e intervenir en público.
