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LAS RELACIONES DE RUSIA CON EE.UU. Y LOS PAÍSES DE LA UE 2006 Y 2008. ¿UN RETORNO A LA ETAPA DE LA GUERRA FRÍA?

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En el este artículo nos referiremos al desenvolvimiento de las relaciones entre la Federación Rusa y los países europeos y los escenarios de tensión que han surgido en el marco de los vínculos de Rusia con la UE y la OTAN, así como el papel que está desempeñando EE.UU. en este proceso.

Pablo Telman Sánchez

En el este artículo nos referiremos al desenvolvimiento de las relaciones entre la Federación Rusa y los países europeos y los escenarios de tensión que han surgido en el marco de los vínculos de Rusia con la UE y la OTAN, así como el papel que está desempeñando EE.UU. en este proceso. Asimismo, abordaremos el significado que tuvieron las revoluciones democráticas (también conocidas como revoluciones de colores)[1] ocurridas en tres Estados europeos postsoviéticos (Ucrania, Georgia y Moldova) a partir del año 2004 y sus implicaciones para el orden y estabilidad regional actual. Todas estas movilizaciones sociales  que sorprendieron por su aparente espontaneidad y coordinación se estructuraron de acuerdo a la movilización social que derribara a S. Milosevic en octubre del 2000. Tanto la situación de inestabilidad imperante en estos Estados luego de los procesos, como las reacciones contrapuestas de Rusia y EE.UU. frente a los mismos podrían provocar un escenario de confrontación y conflicto en la zona. Rusia se ha fortalecido como potencia[2] luego del mantenimiento de los elevados precios del petróleo y del gas durante los últimos años e intenta  recuperar su posición como potencia global independiente, no ya en un orden bipolar, pero sí multipolar. Desde el año 2001, ha aumentado su presupuesto para la defensa en un 300%.

Las abiertas divergencias de intereses y objetivos por parte de los gobiernos de Rusia y EE.UU. en cuanto a la política de seguridad europea y global complican aún más el escenario de paz y prevención de conflictos en el continente. Si bien es muy pronto aún para referirnos al resurgimiento de una nueva Guerra Fría -sobre todo si tomamos en cuenta la definición que existió en el siglo XX-, de mantenerse el actual nivel y volumen creciente de discrepancias entre Rusia y Occidente, podríamos llegar a presenciar en un plazo no muy lejano un resurgimiento de la carrera de armamentos -de hecho Rusia ya ha iniciado la producción de nuevos cohetes, aviones bombarderos y submarinos de guerra-,  quizás no similar en magnitud y dimensiones a la de la Guerra Fría (Rusia no está en condiciones actualmente de desatar un nivel de armamentismo similar al que tuvo en la etapa soviética), pero sí llegaría a desestabilizar el escenario europeo tomando en cuenta el papel que estaría destinada a desempeñar la OTAN y la inestabilidad imperante en el espacio europeo postsoviético.

El ex-presidente ruso Putin advertía en la conferencia de prensa ofrecida durante su visita a Austria (mayo 2007), que los actuales procesos de apertura de nuevas bases militares y despliegue de nuevos armamentos que se estaban dando en países de Europa del Este sólo ocasionarían una nueva carrera de armamentos. De hecho, ya Rusia ha respondido con el ensayo de un  nuevo cohete misil intercontinental que superaría la defensa de los sistemas que se instalan cerca de sus fronteras. Como ya expresamos, se ha incrementado visiblemente el clima de tensión en las relaciones de Rusia con Europa y EE.UU., aunque la situación actual no tenga mucho en común con la etapa de la Guerra Fría en la segunda mitad del siglo XXI, pues las condiciones son harto diferentes. En primer lugar, desapareció el orden bipolar y fue sustituido por centros de poder económicos y militares globales o regionales: EE.UU., la UE, China, Rusia, Japón; también India, Brasil. Se va consolidando paulatinamente un nuevo sistema de relaciones internacionales multipolar. El papel de EE.UU. luego de la desaparición de la Unión Soviética fue el de ocupar el puesto de única superpotencia global y modificar la correlación de fuerzas internacionales en su favor por medio de la sustitución de las leyes internacionales por las leyes de la fuerza y el poder nacional; las decisiones legítimas del Consejo de Seguridad de la ONU por directivas del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense y las prerrogativas de la OSCE por las acciones de la OTAN. La operación militar contra Yugoslavia en 1999 constituyó un ejemplo de esta situación. A partir de este momento, la Federación Rusa reacciona y el aún influyente sector militar presiona al presidente Boris Yeltsin para intentar recuperar su perdido peso internacional como gran potencia. Luego del 11 de septiembre, el gobierno de Vladimir Putin se acerca nuevamente al gobierno de George Bush en un intento por consolidar un frente global en la lucha contra el terrorismo;[3] sin embargo, la Casa Blanca le responde con la retirada unilateral del Tratado ABM; la ampliación de la OTAN hacia el Este de Europa (inicialmente hacia los Estados bálticos); la anulación de las concesiones petroleras de Rusia en Irak; el apoyo a las revoluciones de colores en varios países europeos miembros de la Comunidad de Estados Independientes (liderada por Rusia), todo lo cual fue considerado por el gobierno ruso como un intento de aislar a la Federación Rusa y de crear un nuevo "cordón sanitario" alrededor de sus fronteras.

El gran error de Occidente luego de finalizar la Guerra Fría fue el no haber logrado atraer e integrar a la Federación Rusa al modelo político y económico occidental. La primera oportunidad probablemente ocurrió ya desde los últimos años del régimen de M. Gorbachov -en mi opinión el período donde existió mayor democracia en comparación con los gobiernos rusos posteriores-, cuando se llevó a cabo el cambio hacia una economía regulada y sobre todo las reformas políticas y partidistas. Con el gobierno de B. Yeltsin la situación se tornó más complicada con el vacío de poder durante su segundo mandato, el auge de la corrupción en la sociedad rusa a todos los niveles y la profunda crisis económica que se agudizó a partir de 1998; quizás su mayor logro consistió en la liquidación definitiva del régimen comunista, pero sin conseguir sustituirlo por un sistema realmente democrático ni en el orden político, ni económico.[4]

A partir del 2000, con el régimen de Putin, Occidente va tomando cierta distancia y a partir del 2004 son cada vez más comunes sus críticas al sistema político ruso y al orden económico, militar y de relaciones exteriores imperante en ese país. De hecho, en las relaciones actuales entre Rusia y los nuevos miembros de la UE y la OTAN -principalmente Polonia, Lituania y Estonia- se mantiene la lógica de la Guerra Fría, lo cual no sólo complica la posibilidad de lograr acuerdos importantes y convenientes entre la UE-OTAN y Rusia, sino que propicia el surgimiento de escenarios de tensión y confrontación bilaterales y también regionales. En algunos casos la tensión se exacerba con las declaraciones y acusaciones de ambas partes y el involucramiento del sector militar. La ampliación de la OTAN hacia el Este de Europa -más concretamente hasta las fronteras actuales de la Federación Rusa- ha complicado aún más la situación de estabilidad y equilibrio militar en la región y al decir de la cúpula dirigente rusa amenaza directamente la seguridad nacional de este Estado eslavo. Como resultado de este proceso han tomado fuerza internamente los discursos nacionalistas y en ocasiones militaristas de la elite dirigente rusa.

Las relaciones entre la UE y Rusia han acusado un enfriamiento visible en los últimos años y el fracaso de las últimas Cumbres bilaterales han confirmado este proceso, que cada vez adopta un tono más crítico. La Cumbre celebrada en Lahti (Finlandia, 2006) mostró desavenencias importantes entre ambas partes. La UE hizo patente por primera vez de manera unánime su preocupación ante los intentos de Moscú de realizar presiones sobre ella con base en su actual hegemonía energética en el continente, ya convertida en un arma política poderosa. Desde el 2005, la producción diaria de petróleo de Rusia ha alcanzado los 9,6 millones de barriles diarios (con la posibilidad de llegar hasta los 11 millones) y exporta más de 4 millones de barriles diarios.[5] Los recursos naturales constituyen cerca del 80% de las exportaciones rusas, en las cuales el petróleo y el gas comprenden la mayoría del total de las exportaciones.  En enero de 2006, Rusia suspendió el suministro de gas a Ucrania por cuestiones bilaterales y afectó a 13 países europeos comunitarios. La firma estatal rusa Gazprom redujo los suministros del hidrocarburo en un 25%, luego de que el gobierno de V. Yushchenko se negara a firmar un nuevo contrato que requería que Kiev pagase cuatro veces más de los valores actuales del gas.[6] El gobierno ruso aseguraba que se trataba sólo de un problema comercial, pero Europa y EE.UU. señalaban sus preocupaciones de que el Kremlin pudiera usar sus recursos energéticos como arma política. El Departamento de Estado de EE.UU. afirmaba que la decisión rusa crea "inseguridad" en el sector energético, además de alimentar interrogantes sobre el uso de los suministros de energía como elemento de presión política.[7] Estas posturas divergentes se han mantenido invariables desde el año 2006 y en enero del 2007 se repitió esta situación de conflicto de precios en relación con Bielarrús, lo cual volvió a afectar a varios países europeos vecinos.

La UE importa de Rusia cerca del 50% de su consumo de gas y petróleo.[8] En la Cumbre de Finlandia, el presidente Putin no dio garantías escritas sobre el futuro de las inversiones extranjeras en el sector energético, rechazando así la ratificación de la Carta de energía.[9] Rusia firmó este documento, pero se niega a ratificarlo a causa del llamado Protocolo de tránsito, que le obligaría a abrir su infraestructura de transporte energético a terceros países. De tal forma, los objetivos de la UE de tener una relación bilateral basada en la seguridad jurídica, la apertura recíproca, la no discriminación y la libre competencia se vislumbran cada vez más inciertos, pero más complicado aún es la cuestión de la politización e ideologización excesiva de los vínculos bilaterales. Rusia debe aceptar el hecho de que en el momento actual debe negociar ya no con 15 estados europeos, sino con 27 en el marco de la UE y que esta ampliación implicará un obstáculo al avance de sus relaciones bilaterales con el bloque comunitario. Sin embargo, también la UE deberá modificar sus reglamentos y procedimientos de votaciones actuales, por cuanto se ha creado un precedente incómodo, cuando un solo Estado está en condiciones actualmente de bloquear decisiones que son avaladas por el resto de los 26 estados miembros de la UE.[10] En estas complejas circunstancias, Rusia presenta ciertas ventajas que de hecho está aprovechando frente a una UE debilitada económicamente y con evidentes tropiezos en el proceso de integración política. Las presiones energéticas y las negociaciones bilaterales diferenciadas son estrategias que se mantendrán por parte de Rusia. Este país ha incrementado de manera constante su producción de petróleo y gas natural desde el año 2000 hasta alcanzar niveles insospechados, a la vez que se mantiene como el primer productor de gas en el mundo, estando muy por encima de EE.UU. que es precisamente el país que está en segundo lugar.[11] La plataforma continental de Rusia se considera uno de los lugares más ricos del mundo en recursos energéticos sin explotar, sobre todo por sus grandes volúmenes de gas. En el verano del 2007, Rusia demostró su interés en explotar los recursos energéticos que se encuentran en la plataforma continental ártica, lo cual la enfrentó con otras potencias árticas, principalmente EE.UU.

En la Cumbre de Lahti, también se agudizó la crítica de la UE a las violaciones de los derechos humanos en Rusia; la guerra en Chechenia; la muerte de la periodista Politkovskaya; la postura de Moscú ante el caso de Irán; el conflicto entre Rusia y Georgia que provocó deportaciones de georgianos desde  Rusia y la probabilidad de incluso un rompimiento de los nexos bilaterales; la alianza entre Moscú y Beijing para impedir que en el Consejo de Seguridad de la ONU se impusieran sanciones a este país islámico.

El gobierno ruso despliega la siguiente estrategia ante la UE: acercarse, presionar e influenciar a su favor a los estados europeos; rechazar una ulterior expansión de la OTAN y la UE hacia los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y aprovechar las divergencias internas que existen entre los estados comunitarios, para lo cual utiliza su postura ventajosa en relación con los energéticos, pues este país es el principal proveedor de energéticos de la UE. Existe una división evidente dentro de los países de la UE en sus enfoques y relaciones hacia Moscú. De tal forma, países como Francia, Alemania, Italia y Austria han priorizado el pragmatismo comercial sobre los cálculos geoestratégicos en sus vínculos con Rusia[12] y, por su parte los nuevos miembros priorizan sus intereses políticos y militares, por lo que se reduce la posibilidad de un enfoque único de la UE en relación con Moscú. Por ejemplo, países como Francia, Alemania e Italia firmaron también acuerdos bilaterales por separado con Rusia para conceder facilidades de visas a sus ciudadanos, lo cual contradecía los reglamentos de Schengen y fueron suspendidos por la Comisión Europea, por lo que la UE se vio forzada a negociar un tratado global con Rusia en relación con este aspecto antes de efectuar la negociación de acuerdos similares con países como Macedonia, Albania o Serbia.[13]

Otros dos países occidentales, Grecia y Chipre, han sido los Estados comunitarios  que con mayor frecuencia han defendido las posiciones de Rusia en cuestiones de energía o en sus relaciones con los países ex-soviéticos y se mantienen como sus aliados en el seno de la organización. Chipre fue uno de los 8 países comunitarios "occidentales" (miembros de la UE-15)  que se opuso en febrero del 2006 al posible envío de fuerzas de la UE para respaldar operaciones de paz en Moldova, postura que fue apoyada por todos los países comunitarios ex-socialistas con la excepción de Eslovaquia. Grecia por su parte rechazó el envío de observadores de la UE a Abjazia y Osetia del Sur (Georgia). Rusia ha apoyado en reiteradas ocasiones en el marco de la ONU las reclamaciones de Grecia y de la República de Chipre en relación con el conflicto frente a Turquía y el norte de la isla. En el año 2006, Chipre se convertía en el principal inversionista en Rusia al aportar cerca del 20% de las inversiones totales en ese país ( 9,8 billones de dólares).[14]

El gobierno ruso también intenta dividir a los países ex-socialistas comunitarios entre sí y realiza una intensa labor diplomática, política y económica para lograr revertir al máximo el espíritu antirruso de estos Estados. A partir del año 2006, el Kremlin se acercó a los gobiernos socialistas de Hungría y Bulgaria y se han llevado a cabo proyectos de construcción de oleoductos en esos países que compiten con el proyecto de gasoducto Nabucco de la UE. Con Grecia ocurre algo similar; en marzo del 2007, Rusia firmó un acuerdo con Grecia y Bulgaria para llevar adelante un proyecto de gasoducto conocido como South Stream que transportaría el gas a través del Mar Negro, Bulgaria y Grecia hasta Italia, en el que el consorcio Gazprom tendría el 51% de las acciones y estos dos países el restante 49%.[15] También las cuestiones de seguridad han dividido a estos países en el año 2007, pues la instalación de un escudo antimisiles en Europa Central (Polonia y la República Checa habían dado inicialmente su aceptación para el despliegue en su territorio de estos dispositivos) enfrentó a EE.UU. y a Rusia, pero también a los países europeos entre sí. Hungría rechazó la instalación del escudo antimisiles en territorio europeo y en el caso de la República Checa y Alemania han existido divergencias internas en relación con ese asunto.[16] Asimismo, el ex-presidente ruso inició en el año 2007 una activa labor diplomática que comprendió un intercambio al máximo nivel con mandatarios de países europeos (Austria y Portugal entre otros) para explicar e intentar convencerlos de las posturas rusas y del peligro de llegar nuevamente a una carrera de armamentos en el continente.

El despliegue de un sistema de antimisiles en Europa del Este ha colocado a la UE en una postura difícil ante Rusia y abre la posibilidad de que se inicie una nueva carrera de armamentos en el continente. La propia Canciller alemana A. Merkel -quien presidió la UE durante el primer semestre del 2007- había solicitado que cualquier escudo de seguridad de ese tipo fuese una iniciativa de la OTAN y no producto de una serie de acuerdos bilaterales. De acuerdo con su opinión, "Washington debería inicialmente haber celebrado consultas con sus socios occidentales y con Rusia".[17] La postura de Alemania es establecer una clara política exterior y de seguridad común en el marco de la UE, tanto en las relaciones con EE.UU., como con Rusia y evitar así que Europa se encuentre rehén de desacuerdos y divergencias entre las otrora superpotencias o entre algunos nuevos miembros de la UE con Rusia. Alemania se mantiene como el principal importador de gas desde Rusia; también durante casi todo el siglo XX fue el socio comercial más importante de Rusia en Occidente,[18] y de hecho actualmente se mantiene como el primer socio comercial de Rusia en el mundo, por lo que sería el principal interesado en Europa en mantener relaciones cordiales, pacíficas y predecibles con Moscú. De hecho, continuar defendiendo intereses por separado sólo debilitaría aún más la capacidad de negociación de la UE y su propia política exterior. Uno de los principales retos que tiene ante sí la Unión es crear una Europa con intereses comunes que tome en cuenta las preocupaciones y prioridades de cada  Estado miembro, sin que estos lleguen a contradecir o afectar los objetivos y metas comunitarias y, de tal manera, evitar el surgimiento de posibles conflictos y enfrentamientos bilaterales en los que la UE quedaría inevitablemente comprometida. El ex-Ministro de Relaciones Exteriores alemán Joschka Fischer señalaba en el año 2007 que la política exterior de Europa hacia Rusia estaba en un estado crítico y refería que "cada vez se asemeja más a una granja de pollos después de la irrupción de un zorro. Y ahora con el anuncio de Estados Unidos de que construirá el sistema de defensa antimisiles sobre una base bilateral con Polonia y la República Checa, también hay un halcón sobrevolando en círculos. La confusión y el pánico se están propagando en Europa".[19]

Lo más importante de estos episodios del escudo antimisiles y del abastecimiento energético de Rusia a Europa ha sido la debilidad que ha demostrado la UE ante las discrepancias de sus miembros que no han sido capaces de negociar un consenso y,  por el contrario, han negociado de manera bilateral, ya sea con EE.UU. (no sólo el caso de Polonia y República Checa, sino también los países bálticos que se han manifestado dispuestos a facilitar la instalación de sistemas antimisiles en sus territorios y por otra parte España y Alemania expresan sus dudas sobre la conveniencia para Europa de este sistema antimisiles estadounidense) o con Rusia (ya varios Estados han firmado acuerdos energéticos bilaterales que les garantiza en más de una década el suministro de hidrocarburos). Austria, Grecia, Bulgaria, Alemania, Francia están entre los Estados que han firmado este tipo de acuerdos de largo plazo con el gobierno ruso.[20]

En la Cumbre de Samara (Rusia, 2007) no se lograron resultados  y sólo consistió en un encuentro formal plagado de desacuerdos y declaraciones justificativas. El año 2007 se puede calificar como el peor año en el estado de las relaciones entre la UE y Rusia. Al decir del Eurocomisario para las relaciones comerciales Peter Mandelson, "las relaciones entre la UE y Rusia han alcanzado el nivel más bajo desde los tiempos de la caída del comunismo en el año 1991".[21] Se continúan acumulando y agravando los asuntos en los cuales se mantienen divergencias por ambas partes. A continuación enumeramos los más importantes: el despliegue de misiles y radares estadounidenses en países de Europa del Este; el mantenimiento del veto polaco para el inicio de las conversaciones para establecer el nuevo acuerdo estratégico entre la UE y Rusia; el mantenimiento de la política discriminatoria de los gobiernos de Estonia y Letonia en relación con los ciudadanos rusoparlantes residentes en sus países; el conflicto entre Rusia y Estonia (mayo 2007) a causa de la muerte de un ciudadano de origen ruso en los disturbios provocados en ese país entre la población nativa y la de origen ruso, ante la decisión del gobierno estonio de desmontar un monumento de la Segunda Guerra Mundial;[22] la acusación de Georgia a Rusia por el lanzamiento de un misil en su territorio; la violación del espacio aéreo internacional por aeronaves rusas; la negativa de Moscú a entregar al Reino Unido a Andrei Lugovoi, principal sospechoso de la muerte de Alexander Litvinenko; la anunciada moratoria de Rusia al acuerdo sobre las fuerzas armadas convencionales en Europa;[23] la crítica de los países europeos ante la presión y "chantaje" energético de Rusia; la crítica occidental ante la frágil situación de la democracia en Rusia, el asesinato de periodistas y disidentes, así como la ley aprobada por el Presidente ruso sobre el control de las organizaciones no gubernamentales; la crítica del gobierno ruso ante la apertura de bases militares en Rumania y Bulgaria y en último lugar, pero no menos importante, la abierta oposición del Kremlin ante el plan de otorgar la independencia a Kosovo sin el consentimiento del gobierno de Serbia. Si Kosovo se separara de Serbia -postura apoyada por algunas naciones de la UE- se alentarían procesos separatistas similares en Abjazia, Osetia del Sur, Transdniestria y Rusia se vería involucrada en conflictos armados con Georgia y Moldova, dos países que son actualmente apoyados por la OTAN, lo cual crearía un nuevo foco de confrontación Rusia-Occidente en la zona del Este de Europa. Esta situación se complicaría aún más, toda vez que la UE no presenta una postura unificada en relación con el papel que debería desempeñar la organización frente a estos conflictos cercanos a sus fronteras.

Por otra parte, hechos como el asesinato de la periodista A. Politkovskaya y el envenenamiento de A. Litvinenko fueron hechos que tuvieron una gran cobertura en los medios internacionales, lo cual provocó que Occidente aumentara su crítica a la política del Kremlin, así como el incremento de la cautela y desconfianza ante los procesos internos que avanzaban en Rusia. Tanto los resultados positivos de la economía rusa, como el alto índice de aprobación que mantenía el mandatario ruso en la sociedad (según las encuestas realizadas entre los años 2004-2007, nunca bajó del 60% de aceptación y, de hecho durante el año 2007 se mantuvo por encima del 70%) a pesar de las acciones antidemocráticas de su gobierno, son elementos que preocupan a las potencias occidentales y, en primer lugar al gobierno de EE.UU.

Las relaciones entre la UE y Rusia han llegado a un nivel máximo de tensión y falta de diálogo luego de la entrada de los países de Europa del Este a la organización. En la mayoría de estos países se encuentra en el poder una elite que mantiene posiciones de desconfianza y cautela frente a la política de Moscú, lo cual provoca a su vez el rechazo del gobierno ruso. Asimismo, a partir del 2006 se ha comenzado a sustituir a los líderes políticos de los principales países europeos -Alemania, Francia, Italia-, quienes habían manifestado una postura de diálogo sostenido con el Kremlin y, sobretodo el eje París-Berlín-Moscú, establecido desde la etapa de la invasión a Irak, ha dejado de funcionar. La partida del Canciller G. Schroeder y su sustitución por A. Merkel en Alemania no ha favorecido un entendimiento entre ambos gobiernos, lo cual quedó demostrado en la visita de la Canciller a Moscú (mayo 2007); tampoco la llegada a los Campos Elíseos de N. Sarkozy ha propiciado un intercambio fluido como el que existía anteriormente con J. Chirac. Asimismo, en el diálogo entre Rusia y la UE también está presente  un tercer actor difícil de soslayar: EE.UU., quien no ha facilitado la negociación efectiva y solución de los temas divergentes y, por el contrario ha influido sobre los nuevos miembros comunitarios para alcanzar ventajas geopolíticas y económicas en su constante competencia frente a Moscú. Las estrechas relaciones personales entre Putin y Bush no han facilitado el estado de los vínculos estatales bilaterales.

Por su parte, las relaciones entre Polonia y Rusia alcanzaron un punto crítico a partir del año 2006. Como ya dijimos, el deteriorado nivel de los vínculos bilaterales ha incidido en el delicado tono que han tomado las relaciones entre la UE y su país vecino. El propio Viceprimer ministro del gobierno polaco Roman Gertij señalaba "que Rusia y la UE estaban entrando en un período no ya de relaciones frías, sino heladas".[24] El presidente ruso en su discurso en la Cumbre de Samara señalaba con cierto sarcasmo que "con nuestros colegas, amigos polacos no conversamos desde hace más de un año".[25] Desde su entrada en la UE y la OTAN, el gobierno polaco ha adoptado una postura de liderazgo dentro del bloque antirruso informal que se ha conformado entre los antiguos Estados socialistas, entre los cuales resaltan Lituania, Estonia, Letonia, Rumania y, entre los Estados de la CEI, Moldova, Georgia y Ucrania. El grupo GUAM -alianza de Georgia, Ucrania, Azerbaidzhán y Moldova- ha fracasado en sus objetivos de convertirse en una alternativa a la CEI[26] y tampoco ha logrado convertirse en una estructura militar protectora y garante del transporte del petróleo y el gas natural de la región del Mar Caspio hasta los mercados occidentales europeos, aunque sí ha logrado cumplir con su objetivo de contener y neutralizar el avance de Rusia hacia el espacio europeo de la CEI . Sin embargo, sí se ha vislumbrado un activismo y coordinación entre estos Estados y Polonia, Lituania y Rumania, cuyos gobiernos han desplegado un intenso activismo durante los últimos años para promover y acelerar la membresía de los mismos en la OTAN y la UE para de tal forma "garantizar su protección ante las amenazas imperialistas de Rusia".  

Hasta tanto no se logren superar las contradicciones y disonancias existentes entre estos países y Rusia y se llegue a un nuevo nivel de relaciones que rompa con la desconfianza y resentimientos bilaterales heredados de la etapa anterior, no se alcanzará avanzar en la voluntad política de la UE como bloque para poder lograr acuerdos en las esferas importantes y priorizadas para ambas partes. Por su parte, la postura del gobierno ruso radica en culpar a los nuevos miembros del estado actual de los vínculos bilaterales con la UE, sin llegar a aceptar que actualmente existe una UE-27 mucho más compleja y contradictoria que la anterior Europa de los 15 y que les será aún más complicado llegar a acuerdos concretos y favorables. Por el momento las relaciones con Rusia son calificadas como "conflictivas y difíciles" y "no se avizoran señales de mejoría".[27]  Sin embargo, luego de la derrota en las elecciones parlamentarias anticipadas efectuadas en Polonia (octubre 2007) del Partido del gobierno "Derecho y Justicia" frente al Partido liberal "Plataforma Cívica", la Dieta polaca (cámara baja) quedó conformada en su mayoría por parlamentarios de este partido de oposición que busca llevar adelante una política exterior más europeísta, menos subordinada a las políticas de la Casa Blanca y de menos confrontación hacia los gobiernos vecinos de Rusia y Alemania.[28] Esto fue confirmado posteriormente con el rechazo (julio 4, 2008) por parte del gobierno polaco para que se desplegase el sistema de defensa antimisiles en su territorio.[29]

Los objetivos principales del discurso de Putin en Munich (febrero 2007) en ocasión de la Conferencia de Seguridad fueron disminuir la influencia y propaganda antirrusa de los medios y las organizaciones fuera de Rusia que la acusan de afanes imperialistas en la región de la CEI y sobretodo recalcar su intención de recuperar el estatuto de gran potencia para su país. Ambos son propósitos que la diplomacia rusa mantiene como priorizados en los últimos años, pero lo innovador fue el tono abiertamente acusatorio y hostil hacia el actual gobierno estadounidense por el mantenimiento de sus planes de hegemonía unipolar sin respetar las leyes internacionales y el papel regulador de la ONU. Rusia está regresando al orden internacional con una postura de gran potencia y esto preocupa a Occidente y, en primer lugar a EE.UU.  El senador republicano y candidato a la presidencia John McCain, presente en la Conferencia de Munich, calificaba el discurso del presidente ruso como "la intervención más agresiva hecha por un líder ruso desde fines de la Guerra Fría",[30] e instaba a apartar a Rusia del Grupo de los Ocho. Para muchos analistas este discurso fue el inicio del resurgimiento de la espiral de una nueva Guerra Fría y, sobretodo de un renovado movimiento interno en Rusia liderado por los "siloviki" (sectores conservadores ligados a la elite militar y de seguridad rusa) en favor de permitir la prórroga por un tercer mandato del actual presidente,[31] ante la amenaza que implican las posiciones hegemónicas de EE.UU. Tanto en Rusia, como en EE.UU. existen sectores ultraconservadores que están bien ubicados entre las elites gobernantes y que aspiran a un resurgimiento de las tensiones políticas e ideológicas entre ambos estados para lograr sus propios objetivos.

Los crecientes desacuerdos entre Rusia y EEUU. complicaron aún más el escenario europeo. La Casa Blanca estaba preocupada por la concentración de poder que se incrementaba en el Kremlin y la carencia de libertades democráticas en vísperas de un nuevo período electoral.[32] La Secretaria de Estado C. Rice insistía en la necesidad de desplegar una diplomacia intensiva entre su país y Rusia,  que iniciaba en el año 2007, cuando en menos de tres meses visitó en dos ocasiones la capital rusa para entrevistarse con el presidente Putin y abordar la situación del emplazamiento del escudo antimisiles en Europa del Este. Los resultados no fueron los esperados. Por su parte, el presidente ruso reiteraba que "la instalación del escudo antimisiles de EE.UU., que contempla poner un radar en la República Checa y 10 cohetes en Polonia, multiplica el riesgo de destrucción mutua, (...). Moscú responderá a la instalación de una defensa antimisiles estadounidense en Europa y, que ésta supone una amenaza equivalente a la que fueron en otra época los misiles nucleares Pershing.[33] Con estas declaraciones del líder ruso que ya eran habituales en sus últimos meses al frente del Kremlin, se acrecentaba la sensación de retorno, al menos en la retórica política rusa, al enfrentamiento entre los dos bloques similar al de la etapa de la Guerra Fría. El general Nikolai Solovtsov, comandante en jefe de las fuerzas estratégicas rusas, señalaba "que si los gobiernos de la República Checa y Polonia aceptan emplazar bases estadounidenses en sus territorios, las fuerzas estratégicas rusas están en condiciones de responder a cualquier desafío y, tras los ajustes pertinentes, dichas instalaciones podrían ser consideradas como objetivos para nuestros misiles de mediano alcance de nueva generación".[34] En estos momentos Rusia carece de esos misiles debido a que los destruyeron en cumplimiento del Tratado sobre limitación de las fuerzas nucleares de alcance intermedio, que firmaron con EE.UU. pero han anunciado que podrían reiniciar su fabricación en versiones más modernas. Actualmente China, India, Irán, Israel y Pakistán poseen misiles de corto y, en algunos casos de mediano alcance y Rusia manifiesta su preocupación ante esta situación. Los expertos rusos consideran que la estación de radares en la República Checa daría al Pentágono la posibilidad de controlar las bases de misiles balísticos intercontinentales ubicadas en la parte europea de Rusia y ayudaría a tener información más detallada sobre los movimientos de los submarinos de su flota del norte. Asimismo, opinan que los interceptores que se quieren emplazar en Polonia podrían ser usados contra misiles rusos, destruyéndolos poco después de su lanzamiento y antes de que las ojivas alcancen la altura orbital necesaria para orientarse hacia sus objetivos.[35] Todo esto constituiría un peligro para la seguridad nacional de Rusia. El presidente ruso declaró un día antes de participar en la Cumbre del Grupo de los Ocho (Alemania, junio 6, 2007) que Rusia podría emplear cohetes balísticos o de mediano alcance u otra técnica que permita atravesar el escudo antimisiles en Europa del Este.[36] Sin embargo, en una entrevista bilateral en el marco de la Cumbre del G-8, Putin le presentó a su homólogo estadounidense una contrapropuesta para utilizar un radar en Azerbaidzhán como parte de un escudo antimisiles que protegería a EE.UU., Europa y Rusia y, de tal forma, evitar el  despliegue del escudo antimisil en Europa del Este. EE.UU. aceptó formar un grupo de trabajo para estudiar la propuesta, pero mantuvo invariables sus planes anteriores. Esta inesperada iniciativa del Kremlin demostró la preocupación de Rusia ante el nivel de tensión que habían adquirido los nexos bilaterales y se ofrecía como una vía para buscar una solución conveniente a ambas partes en relación con el escudo antimisiles. Asimismo, quedó demostrado que el gobierno ruso buscaba evitar por todos los medios posibles una confrontación abierta con EE.UU.

Las relaciones entre Rusia y la OTAN también han acusado un enfriamiento visible. El gobierno ruso ha manifestado que los parámetros de la colaboración bilateral (desde el año 2002, se creó el Consejo Rusia-OTAN) dependerán de los pasos que adopte la alianza en su ulterior ampliación hacia el Este. La posible entrada de Ucrania y Georgia ha provocado el rechazo de Moscú. En el mes de abril del 2007, el presidente G. Bush firmó la ley que apoya la entrada de estos países a la OTAN y la inmediata reacción del Kremlin fue de crítica al señalar su Canciller que "esta acción de Washington no facilitaría la normalización de la situación política en ese país". [37] Moscú considera que los planes de la Casa Blanca para la entrada de estos países a la OTAN persigue el objetivo de alejarlos definitivamente de la influencia geopolítica rusa, de destruir a la CEI y de amenazar la seguridad de Rusia todo lo cual desataría una nueva carrera de armamentos. La apertura de bases militares estadounidenses en Bulgaria y Rumania, aparte de las ya existentes en Georgia y países de Asia Central, el estrechamiento de la colaboración militar con Azerbaidzhán, así como el rechazo indirecto del gobierno de George Bush de aceptar la propuesta de Moscú de utilizar la estación de radares de Gabala (Azerbaidzhán) en sustitución del escudo antimisiles que se planea instalar en Europa del Este viene a complicar aún más este escenario.

En la reunión de la OTAN (Bucarest, abril 2008), fue aplazada de manera indefinida la entrada de Ucrania y Georgia al bloque militar, lo cual implica un triunfo importante de Rusia frente a EE.UU. en el escenario europeo y denota las evidentes divisiones que se mantienen y acrecientan entre los países europeos miembros de esta organización en cuanto a sus posiciones en relación con su vecino eslavo.

El gobierno ruso se ha sentido amenazado por la cruzada democrática alentada por el gobierno estadounidense en el mundo, pero más específicamente en los países ex-soviéticos: Georgia, Ucrania, Moldova y Kirguistán, los cuales a partir del año 2004 resultaron los blancos de estos procesos. De acuerdo con declaraciones del gobierno ruso, existían pruebas de que en el caso de Georgia y Ucrania varias fundaciones y ONG-s estadounidenses, así como diplomáticos de ese país estuvieron involucrados en las llamadas revoluciones de las rosas y naranja.[38] En estos países los regímenes pro-rusos que eran apoyados por Moscú  fueron derrotados por la presión popular y como resultado de procesos electorales democráticos son sustituidos por gobiernos liberales y prooccidentales, que buscan una integración plena y acelerada a las instituciones europeas (OTAN y UE), para de esa forma alejarse de la influencia y el dominio del Kremlin. Asimismo, existieron opiniones entre los influyentes medios políticos y de comunicación rusos en relación con la posibilidad de que se intentasen aplicar las técnicas anaranjadas en el caso de las elecciones parlamentarias y presidenciales rusas del 2007 y 2008.

El gobierno de Rusia se vio más afectado con la pérdida de su influencia política, militar e incluso económica en su más cercano aliado y principal socio comercial -Ucrania- luego de la llegada al poder en Kiev de Víctor Yushchenko, representante de la tendencia liberal y pro-occidental. La tercera parte de los ciudadanos rusos tienen familiares en Ucrania, a la vez que la iglesia ortodoxa rusa cuenta con 35 millones de fieles en Ucrania. Sin embargo, más grave que la pérdida de su principal socio político y comercial, el gobierno de Moscú se siente amenazado en su amplia frontera sur por un régimen de carácter antiruso, que aspira en un plazo inmediato a entrar a la OTAN.[39] El nombramiento de V. Yanukovich como Primer Ministro de Ucrania, luego de una intensa negociación del actual presidente con la fracción parlamentaria del partido de oposición,  suavizó la postura de Ucrania en relación con su vecino eslavo por un corto tiempo. Sin embargo, en el año 2007, la situación del país se mantuvo muy inestable dadas las abiertas divergencias entre el Presidente con el parlamento y el gobierno, y posteriormente en el año 2008, retorna al frente del gobierno ucraniano, Yulia Timoshenko, lo que no ha favorecido el establecimiento de un diálogo sostenido con Moscú.

Entre los países que celebraron las revoluciones de colores, el caso de Ucrania fue el más relevante, toda vez que se consideraba el aliado más importante de Rusia en el espacio post-soviético de la CEI, tanto por sus dimensiones geopolíticas y económicas, como por el alto grado de interacción política, económica, militar y cultural que mantenía con su vecino del norte. Ucrania se mantenía como el principal socio comercial de Rusia  Desde su arribo al poder, el presidente Víctor Yushchenko solicitó su entrada a la UE y a la OTAN, su política exterior ha estado concentrada en una mayor interacción con Europa y con EE.UU. y un paulatino distanciamiento de la Federación Rusa. Sin embargo, en el caso de que Ucrania entrase próximamente a la OTAN, podrían desatarse divisiones, desacuerdos e incluso movimientos desestabilizadores dentro de su propio territorio nacional, lo cual favorecería la injerencia de Rusia (cerca de la cuarta parte de la población es de origen ruso) y de los países de Europa Occidental y EE.UU. en una situación que los colocaría nuevamente en bandos opuestos.

Los gobiernos de EE.UU. y Rusia mantienen actualmente diferentes intereses y prioridades en relación con el orden internacional y difieren en la manera de abordar los problemas regionales y globales actuales.[40] Durante la década de los noventa, el gobierno ruso tenía otras prioridades y aunque en el discurso político insistía en la necesidad de establecer un orden multipolar en el mundo, no realizó acciones concretas en este sentido. Ya a partir del año 2003, Moscú despliega una intensa ofensiva diplomática con el objetivo de rescatar antiguos socios y recuperar zonas de influencia geopolítica tradicionales, tales como la CEI, Asia, África, el Medio Oriente y comienza a disentir abiertamente de la política estadounidense en el escenario mundial.

Para evitar una mayor escalada de enfrentamiento bilateral en el escenario europeo sería necesario que ambas potencias (principalmente EE.UU.) se mantuvieran como socios e intentaran aceptar su responsabilidad en el logro de la paz global, en la no proliferación de armamento de destrucción masiva, en la lucha contra el terrorismo internacional, el narcotráfico y el crimen organizado, entre otras cuestiones importantes que van quedando al margen en el marco de este enfrentamiento diplomático. Se debería profundizar el diálogo bilateral a todos los niveles y sobre todo priorizar las cuestiones en las cuales se mantienen divergencias para lograr una comprensión mutua de las respectivas posiciones y de tal manera poder minimizar el grado de los desacuerdos. Sin embargo, está ocurriendo todo lo contrario. La política estadounidense hacia Rusia se caracteriza por la ambivalencia, pues se intenta llevar al mismo tiempo una política de aparente cooperación y negociación y otra de contención que finalmente son incompatibles. La finalidad de esta política de contención alerta a Rusia y propicia un clima de desconfianza que estimula la influencia de los sectores más conservadores y nacionalistas en Moscú. El emplazamiento del escudo de defensa antimisiles y la ampliación de la OTAN hacia las fronteras de Rusia constituyen sólo dos ejemplos de esta nueva política. Rusia, por su parte, mantendrá su estrategia de "divide y vencerás" en su política hacia Europa y desplegará una cada vez más activa diplomacia bilateral para mantener a sus "aliados europeos" bajo su influencia.

Tanto Rusia como EE.UU. participan en todas las importantes instancias multilaterales de cooperación internacional (la UE participa también en la mayoría), tales como el Consejo de Seguridad de la ONU, el Grupo de los Ocho, el Cuarteto de mediadores internacionales para el Medio Oriente, el Grupo de los Seis sobre el programa nuclear de Irán o los mediadores en la cuestión de Corea del Norte. Sin embargo, aunque existen las estructuras y medios para el diálogo y la negociación, se mantiene la falta la voluntad y el exceso de desconfianza y cautela entre las partes, lo cual sí nos recuerda la etapa de la Guerra Fría.

Occidente, y en primer lugar EE.UU. necesitan la cooperación de Rusia en asuntos claves como la no proliferación nuclear en Irán y Corea del Norte, el control de materiales y armas nucleares, la lucha contra el terrorismo islámico que amenaza con regresar fortalecido, la garantía de la producción y seguridad energética para sus países, mantener la estabilidad en el Medio Oriente, resolver la situación de Kosovo y Darfur, la cooperación en las cuestiones del medio ambiente y todas estas cuestiones serían más importantes que mantener la actual brecha de críticas ante los procesos semiautoritarios internos en Rusia o continuar aislando a ese país en relación con sus vecinos de la Europa del Este y la CEI.

Joseph Nye señala que "sería más conveniente pensar a largo plazo, emplear el poder blando de la atracción, ampliar los intercambios y contactos con la nueva generación rusa, apoyar su participación en la Organización Mundial de Comercio y otras instituciones de mercado, y abordar los defectos con críticas concretas en vez de recurrir a las arengas generales y el aislamiento. En cualquier caso, las raíces del cambio político en Rusia seguirán estando sobre todo en la propia Rusia, y la influencia de Occidente será inevitablemente limitada.[41]

El mayor peligro de aislar a Rusia sería el reforzamiento de las tendencias xenófobas y nacionalistas en el país, así como el posible surgimiento de regímenes autoritarios extremos. Aún actualmente el Partido del ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky se mantiene entre los cuatro con mayor respaldo en la sociedad rusa. Sería peligroso repetir el mismo error que se cometió con Alemania al finalizar la Primera Guerra Mundial. Asimismo, esta nueva paz fría entre Rusia y Occidente podría alentar a los movimientos islámicos radicales a iniciar manifestaciones que no favorecerían a ninguna de las dos partes, menos que nada a Occidente.     Rusia está manteniendo una postura de mayor acercamiento hacia los países islámicos y se integró a la Organización de la Conferencia Islámica como país observador. El gobierno ruso continuaba profundizando su diplomacia de desconfianza, frialdad y crítica ante las posturas de Occidente y sobretodo de EE.UU. Sin embargo, con independencia de los desacuerdos que dividen a Rusia y a Occidente y de que Rusia no constituye un terreno favorable para la difusión de los valores liberales y democráticos occidentales; tampoco Moscú apoyaría a las fuerzas islámicas radicales en el logro de sus objetivos. En las últimas décadas, Rusia ha sido uno de los países que más pérdidas ha sufrido en la lucha contra el extremismo islámico. Los casos de Chechenia, Daguestán, Tadzhikistán y Afganistán son ejemplos de esto. EE.UU. y Europa deberían aprovechar más esta circunstancia. En estos casos, el enemigo no sería Rusia y, por el contrario, podría llegar a convertirse en un socio circunstancial y conveniente para Occidente.

Las posibilidades de que se mantenga la línea "putinista" en la política del Kremlin, luego de la llegada del actual presidente Medviediev, son muy probables. Nunca existieron probabilidades de que llegase al poder un partido de oposición; los dos partidos que mantienen mayor apoyo popular son precisamente "Rusia Unida" y "Sólo Rusia" y ambos mantienen su política cercana a la presidente. Es poco probable que se logre promover una revolución "naranja" en Rusia en el futuro próximo, similar a la ocurrida en Ucrania, pues no existen las condiciones, ni las fuerzas destinadas a llevarla a cabo. Las fuerzas de oposición no mantienen un papel significativo en el panorama político y no gozan de un respaldo popular. [42] Si se mantiene la política aislacionista de Occidente hacia Rusia, el nuevo presidente podría desplegar una política aún más radical, nacionalista y autoritaria, tanto en el  plano interno como externo, ante el peso e influencia de los siloviki.

El 3 de diciembre del 2007 se celebraron elecciones parlamentarias y el partido de V. Putin "Rusia Unida" resultó el vencedor con el 64,1% de los votos. El bloque pro-Kremlin obtuvo 348 escaños de los 450 de la DUMA (cámara baja del parlamento ruso), lo cual situaba a Putin en una situación muy cómoda con vista a las elecciones presidenciales, a la vez que les permitiría realizar modificaciones a la Constitución (se requiere un mínimo de 301 votos). En tal sentido, se mantendrá la actual línea de V. Putin en la política interna y externa tanto del Kremlin como del parlamento durante los próximos años y no se descartaría el regreso del actual presidente al frente del Estado ruso en el año 2012.[43] El hecho de que Putin haya sido nombrado Primer Ministro (mayo 7, 2008) es una demostración más de que se mantendrá sin mayores cambios la anterior política exterior e interna del Kremlin. No se excluye la posibilidad de que Putin regrese a la presidencia en un plazo anterior al año 2012, así como la posibilidad de que se realicen reformas a la Constitución a partir del año 2009 para ampliar el actual mandato presidencial, que es sólo de 4 años.

La ampliación de la UE y de la OTAN no debería crear nuevas barreras frente a Rusia. Ambas partes afrontan similares problemas y deberían resolverlos conjuntamente, por sólo citar algunos: el agotamiento de los recursos humanos y naturales; la degradación de las condiciones ecológicas; el desafío terrorista a la seguridad regional y global; la estabilidad social. En el caso de la UE, Rusia mantiene el interés de permanecer fuera de las fronteras comunitarias y desde tal posición podría colaborar en el ámbito militar, económico y social, preservando sus criterios para elaborar sus propias políticas y conservando su soberanía plena, que de entrar en UE quedaría sesgada. La postura oficial rusa radica en fomentar la ampliación de la cooperación con la UE desde fuera de sus fronteras, aspira a ser tratada como socio, pero sin formar parte de la Unión para no tener las obligaciones de un miembro pleno.

Mientras Rusia y Europa mantienen sus desavenencias, otros centros de poder se podrían beneficiar. Por ejemplo, China podría ocupar posiciones más ventajosas en sus relaciones políticas y económicas bilaterales con Rusia, EE.UU. y Japón y podría consolidar su influencia en Asia Central y la región del Golfo Pérsico. Mientras Rusia y Occidente continúen enfrentándose y contendiendo por el poder regional y global, otros Estados podrían aprovechar la posibilidad de desarrollar armamentos nucleares, lo que aumentaría la posibilidad de que este tipo de armamento sea empleado en conflictos regionales. Asimismo, fenómenos como el terrorismo y el fundamentalismo islámico pueden llegar a incrementarse dramáticamente a nivel internacional. La situación en Afganistán, Asia Central (Uzbekistán), Medio Oriente, Norte y Este de África pueden alcanzar una mayor inestabilidad. El tráfico de drogas, los movimientos separatistas, el crimen transnacional y el terrorismo penetran cada vez más a Rusia, a los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y a Europa. Todas las partes en Europa deberían involucrarse y lograr establecer una estructura de mayor cooperación e integración regional y global para de tal forma eliminar tanto el peligro de unipolaridad y arbitrariedad en las relaciones internacionales, así como el ambiente de confrontación y rezagos de bipolaridad que aún subyacen en el orden mundial y lograr construir un nuevo y consolidado orden regional y mundial basado en la confianza mutua y colaboración que se guíe por el estricto respeto de la ley y afronte los disímiles problemas y desafíos del actual siglo. Rusia no debe quedar excluida de este escenario colaborativo por el bien de la estabilidad regional y global. En caso contrario, de mantenerse la actual política de contención hacia Rusia, sin lugar a dudas este país responderá de manera activa e incluso radical a los intentos de aislacionismo por parte de Occidente y acrecentará su papel protagónico en la política regional y mundial.

La política energética y militar serán sólo dos de las prioridades que se mantendrán al menos durante los próximos años por parte del gobierno ruso. Rusia goza de otras ventajas comparativas que la situarán como una potencia determinante y protagónica en el orden mundial. Este país mantiene un crecimiento económico importante y sostenido durante los últimos 6 años (en el 2007, creció más del 7%); una estabilidad política reconocida; un consenso importante de apoyo al gobierno por parte de las fuerzas políticas y militares, de los sectores económicos y sociales,[44] así como de la sociedad en general (fundamentalmente la juventud), y a su vez mantiene como una prioridad de su política interna la protección social del Estado dirigida fundamentalmente hacia los sectores más vulnerables, que contempla un plan de aumento de pensiones y salarios para el año 2009; mayor generación de empleos; la construcción de 1 millón de viviendas anuales durante los próximos 4 años, todo lo cual ha influido también en el aplastante respaldo popular al actual gobierno.

La actual mancuerna política Medviediev-Putin garantizaría el mantenimiento del consenso interno entre los siloviki y los sectores menos radicales, a la vez que se abriría la posibilidad de moderar -en caso de que hubiese una respuesta por parte de Occidente-  algunas posturas nacionalistas, sin llegar a desviarse del curso putinista. En los discursos del actual presidente constatamos estas intenciones[45] y esto debería ser aprovechado por Occidente que no ha comprendido o no le interesa comprender el mensaje. Rusia no representaría una amenaza real para EE.UU. o Europa en el momento actual, pues necesita de un escenario internacional estable y pacífico para seguir adelante con sus reformas internas (económicas principalmente). Tampoco existen diferencias ideológicas importantes entre ambas partes como en la etapa de la Guerra Fría, pues Rusia ha renunciado desde hace años al marxismo leninismo en la consecución de su política exterior. Sin embargo, su prioridad actual es la defensa de sus intereses nacionales, los cuales sí difieren de los de EE.UU. y en algunos casos de los de las potencias europeas.

Putin consolidó una nueva ideología nacionalista que fue bien recibida por la sociedad rusa (hechos como el conflicto en Chechenia y las posturas antirusas de Occidente le facilitaron su objetivo), al lograrse establecer un fuerte consenso alrededor de la llamada idea rusa. En este sentido, el rescate de la grandeza del Estado ruso como gran potencia y como protagonista en la política mundial juega un papel determinante.

Como ya dijimos, son EE.UU. y Europa quienes deben variar sus posturas y exigencias en relación con Rusia, pues en caso de que mantengan las políticas actuales de aislamiento y críticas es de esperar que  el gobierno ruso profundice su estrategia de diversificación y sobre todo de diferenciación y mayor atención a los "países amigos" que se encuentran no sólo en Europa, sino en el resto del mundo. La Guerra Fría como la conocimos hace décadas no ha regresado aún, pero sí constatamos el fortalecimiento del liderazgo militar y político de Rusia y el resurgimiento del protagonismo de este país en regiones claves como Asia Central, Medio Oriente o incluso América Latina, en las que EE.UU. es cada vez más rechazado. De no cambiar EE.UU. sus actuales estrategias hacia Moscú surgirán nuevos y mayores escenarios de confrontación no solamente en Europa sino en todo el mundo, cada vez más peligrosos e incontrolables, en los cuales ambas partes estarían nuevamente enfrentadas y en los que no existirían las garantías de paridad y balance de fuerzas bipolar de la etapa de la Guerra Fría, todo lo cual haría aún más incierta la situación.

 

[1] Estos procesos democráticos se conocieron también como revoluciones de colores, debido a los símbolos que implicaban los colores y los logotipos en el marco de los cambios radicales y democráticos que estaban llamados a realizar. En Ucrania, este proceso se conoció como revolución naranja; en Georgia, la revolución de las rosas, en Kirguistán, la revolución de los tulipanes; en Bielarús -único país donde fue derrotado el movimiento reformista-, la revolución del aciano. 

[2] La economía rusa ha crecido un 6,9% de manera interrumpida durante los últimos años. Para el año 2007, se pronosticaba un crecimiento superior al 7%.  El país ocupa el tercer lugar en el mundo por sus reservas de oro y ha logrado restablecer su potencial militar. Ver "Putin: Occidente critica a Rusia porque la quiere hacer dócil" (en ruso), mayo 24, 2007, Agencia rusa de información internacional Novosti, disponible en Internet: http://www.rian.ru/politics/20070524/66058709.html

[3] El presidente ruso esperaba con esta postura lograr el apoyo político y militar del gobierno estadounidense y la aceptación de la comunidad internacional y, en primer lugar europea, a la lucha del ejército ruso contra la insurgencia en Chechenia, lo cual finalmente no ocurrió.

[4] Para profundizar en el estudio de la llamada "democracia a la rusa" de los años de Yeltsin, se recomienda consultar el libro del propio autor, Razón y poder: Rusia, una potencia en el siglo XXI, edit. Miguel Ángel Porrúa y Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, 2005,  capítulo 1: "La Rusia poscomunista en el umbral del siglo XXI", pp. 15-87.

[5] Desde finales del 2001, la producción rusa de petróleo se había incrementado de cerca de 1 millón de barriles diarios hasta más de 7 millones. Ver Fiona Hill, "Moscow Discovers Soft Power", Current History, octubre 2006, pp. 343-344.

[6] Ucrania pagaba a Rusia 50 dólares por cada mil metros cúbicos de gas, pero Gazprom proponía aumentar el precio a 230 dólares. En  "Rusia cierra el gas a Ucrania", El Financiero, enero 2, 2006, p. 18.

[7] Ibidem.

[8] El 52 % de las exportaciones de Rusia se destinan a la UE, quien a su vez es el primer inversionista en la economía rusa. La Federación Rusa es el tercer socio comercial de la UE, después de China y EE.UU. En el año 2006, el volumen del comercio bilateral aumentó en más del 30 %. Ver "Rusia y la UE condenados al compromiso, a pesar de los desacuerdos entre ambos" (en ruso), mayo 18, 2007, en la página oficial de internet del Presidente de Rusia: http://president.kremlin.ru/  Se puede consultar también Viacheslav Nikonov, "Las Cumbres y sus desacuerdos" (en ruso), mayo 16, 2007, Izvestia, disponible en internet: http://www.izvestia.ru/comment/article3104141/index.html

[9]  La Carta de Energía es un documento que data de 1991, cuyo fin es regular la cooperación este-oeste mediante el establecimiento de salvaguardas jurídicas para la inversión, tránsito y comercio.

[10] En el Tratado de Lisboa -que fuera rechazado en el referéndum celebrado en junio del 2008 en Irlanda- se establecen los nuevos reglamentos de votaciones donde la doble mayoría sería el patrón aceptado, para así evitar las forzosas unanimidades.

[11] Miguel García Reyes, "La nueva revolución energética. El impacto en la geopolítica y la seguridad internacional", Universidad Estatal  de Moscú, Centro de investigaciones geopolíticas en energía y medio ambiente y García, Goldman y Koronovsky editores. México, 2007, ver tablas 3.4 y 3.5, p. 271.

[12] Estos países firmaron acuerdos energéticos bilaterales con Rusia por plazos de 10, 15 y más años, priorizando de tal forma sus intereses nacionales sobre los intereses de la UE.

[13] Mark Leonard y Nicu Popescu, "A Power Audit of EU-Russia Relations", European Council of Foreign Affairs (ECFR), Londres, noviembre 2007, p. 16.

[14] Servicio Estatal Federal de Estadísticas (Goskomstat) de la Federación Rusa, Información sobre las inversiones extranjeras realizadas en Rusia en el año 2006 (en ruso), disponible en Internet: http://www.gks.ru/free_doc/2007/b07_11/23-12.htm

[15] Rusia exporta a Grecia cerca del 75 % de las necesidades de gas de este país, a la vez que es un importante comprador de armas rusas. European Commission, Greece-Energy Mix Fact Sheet, enero 2007, disponible en Internet: http://ec.europa.eu/energy/energy_policy/doc/factsheets/mix/mix_el_en.pdf

[16] "La seguridad divide a Europa" (nota editorial), Carta Unión Europea, Instituto de Estudios de la Integración Europea (ITAM), abril 2007, Volumen V, Núm. 14, p. 1.

[17] Igor Yavlianski, "¿Perdieron los americanos?" (en ruso), marzo 6, 2007, disponible en Internet: http://www.izvestia.ru/politic/article3101851/index.html 

[18] Robert M. Spaulding, "German Trade Policy in Eastern Europe, 1890-1990: Preconditions for applying international trade leverage", International Organization, Vol. 45-3, 1991, pp. 343-368.

[19] Joschka Fischer, "Los misiles y el petróleo dividen a Europa otra vez", El Clarín, abril 15, 2007, consultado en Internet: http://www.clarin.com/suplementos/zona/2007/04/15/

[20] Durante la visita de V. Putin a Austria en mayo del 2007 se acordó que los acuerdos bilaterales de energía  entre el consorcio ruso Gazprom y sus contrapartes austriacos se prorrogarían hasta el año 2027. Cerca de la tercera parte del gas que entra actualmente a Europa pasa a través de este país centroeuropeo.  Conferencia de prensa conjunta ofrecida por el presidente de Rusia y el presidente de Austria (en ruso), mayo 23, 2007, Viena, en la página oficial de internet del Presidente de Rusia: http://president.kremlin.ru/

[21] Elena Shesternina, "Los polacos se equivocaron en la terminología" (en ruso), en Izvestia, abril 25, 2007, disponible en Internet: http://www.izvestia.ru/politic/article3103626/index.html

[22] En la etapa de la Unión Soviética, esta guerra fue denominada como la Gran Guerra Patria, por lo que implicó la victoria sobre el fascismo para el Estado soviético. En la era post soviética, el gobierno de la Federación Rusa ha mantenido esta postura oficial.

[23] El gobierno ruso anunció que daría de plazo hasta el 15 de diciembre del 2007 para que los países europeos ex-socialistas ratificasen el acuerdo sobre armas convencionales en Europa; en caso contrario, renunciaría a su cumplimiento a partir de esa fecha, lo cual fue cumplido. 

[24] Ibidem.

[25] Ekaterina Grigorieva, "Vladimir Putin -sobre la Cumbre Rusia-UE: "Nos pusimos de acuerdo en todas las cuestiones a excepción de las complicadas", en Izvestia, mayo 21, 2007, disponible en: http://www.izvestia.ru/politic/article3104275/index.html

[26] La CEI tampoco ha funcionado ni ha cumplido los objetivos para los cuales fue creada, pero en el caso de la GUAM el fracaso ha sido también evidente. En el caso de la CEI, Rusia demuestra cada vez más sus intenciones de sustituirla por una alianza centroasiática donde se integre con Bielarrús y con las repúblicas centroasiáticas.

[27] Estos son los calificativos utilizados por el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania en vísperas de iniciarse la Cumbre de Samara. Ver Aleksander Latishev,  "No conflicto, sí desacuerdos" (en ruso), en Izvestia, mayo 16, 2007, disponible en Internet: http://www.izvestia.ru/politic/article3104129/index.html

[28] Como resultado de estas elecciones, el Primer Ministro Jaroslaw Kaczynski se vio obligado a dimitir y fue nombrado Donald Tusk como jefe del gobierno (presidente del Partido liberal "Plataforma Cívica").

[29] "Estados Unidos estudia rechazo de Polonia a su propuesta sobre escudo antimisil", en RIA, Novosti, julio 5, 2008, disponible en Internet:  http://sp.rian.ru/onlinenews/20080705/113173698-print.html

[30] "Putin: US pushing others into nuclear ambitions", noticias CNN, febrero 11, 2007, disponible en Internet: http://edition.cnn.com/2007/WORLD/europe/02/10/putin

[31] La Constitución rusa sólo permite la reelección del presidente en una ocasión, pero desde el año 2006 se fortalecieron las demandas de buena parte de la sociedad y de las elites del poder por modificar este postulado para permitir que Putin se pudiese postular para tercer mandato.

[32] "A Moscou, Mme Rice réfute l'idée d'une nouvelle guerre froide, (información de agencias AFP Y AP), Le Monde, mayo 14, 2007, disponible en internet : www.lemonde.fr

[33] Pilar Bonet y Ricardo de Rituerto, "Advierte Rusia a UE de amenaza mutua", (tomado del diario El País), Reforma, abril 28, 2007, p. 4 (internacional).

[34] Juan Pablo Duch, "Amenaza Rusia con apuntar misiles hacia objetivos de EU", La Jornada, febrero 19, 2007.

[35] Ibidem.

[36] Natalia Alekseyevna, "Vladimir Putin: "Soy un demócrata absoluto y limpio", Izvestia, junio 5, 2007, disponible en Internet: http://www.izvestia.ru/politic/article3104906/index.html

[37] Este acuerdo prevé la entrega de 12 millones de dólares en ayuda a Albania, Croacia, Macedonia, Georgia y Ucrania en el año 2008, con el objetivo de ayudarlos a cumplir los requerimientos para su próxima entrada a la OTAN. Yanina Sokolovskaya, "¿Se prepara Yushchenko para el uso de la fuerza?" (en ruso), Izvestia, Moscú, abril 11, 2007.

[38] Argumenti y Fakti, Moscú, Núm. 51, diciembre 21, 2005. Ver también "Siguen manual de EU revueltas en ex URSS", en Reforma, noviembre 12, 2006, p. 10 (internacional).

[39] Para profundizar sobre la naturaleza de las revoluciones de colores en estos cuatro países postsoviéticos se recomienda revisar el artículo del propio autor, "La evolución de la política exterior de la Federación Rusa entre los años 2004 y 2006 ¿Nacionalismo versus Pragmatismo?", en Foro Internacional, Colegio de México, núm. 186, Vol. xlvii-2, abril-junio, 2007.

[40] La situación en el Medio Oriente, el caso de Kosovo, la posible entrada a la OTAN de Georgia, Ucrania y Moldova, la apertura de bases militares en los Balcanes, el despliegue de armamentos ofensivos en E. del Este, son sólo algunos de los temas sobre los cuales ambos gobiernos mantienen abiertas divergencias.

[41] Joseph Nye, "El frágil poder de Rusia",  Reforma, febrero 15, 2007, disponible en Internet.

[42] En la Duma Estatal, sólo quedó representado un partido de oposición (el Partido Comunista), pues el resto de los partidos de oposición no lograron el mínimo del 7 % de los votos requeridos para obtener escaños en el parlamento.

[43] En orden decreciente le siguieron a Rusia Unida, el Partido Comunista (11,6 % de los votos), el LDPR (8,2 %) y Sólo Rusia (7,8 %) todos ellos partidarios del actual Presidente. Los dos principales partidos de oposición quedaron excluidos de la DUMA al no obtener el  7 % de votos mínimos necesarios: el partido Yavloko de G. Yavlinsky obtuvo el 1,6 % y el partido conservador Unión de las fuerzas de derecha sólo el  1 %. Ver "Le parti de Vladimir Poutine remporte les législatives, l'opposition crie á la fraude", consultado en internet: LeMonde.fr, diciembre 3, 2007.

[44] En ocasiones las fuerzas políticas, económicas e incluso militares se interrelacionan de manera muy estrecha. Tal es el caso de los oligarcas que apoyan abiertamente la línea del Kremlin (los que se oponían ya fueron quedando neutralizados) o de los siloviki, que a instancias de Putin, mantienen el control de las grandes empresas estatales.

[45] Por ejemplo, se realizan menos referencias directas y condenatorias a la actual política hegemónica de EE.UU., en comparación con el último año de Putin en el poder (2007).

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