China ya vivió la política imperial intervencionista de la difamación, intriga, acoso, fanatismo occidental para frenar su desarrollo. Por lo tanto no tiene ni debe prestarse a políticas perversas regionalistas bajo ningún pretexto.
La producción con seguridad, cero intromisiones y apoyo en desarrollo de las naciones y sus libertades, es su mejor opción, no prestándose a ser títeres ni peleles de explotadores perversos.