Las cumbres del grupo BRIC y de la OCS, celebradas esta semana en Ekaterimburgo (los Urales), testimonian la sostenida diversificación de la política exterior de Rusia, dice en su edición de hoy el periódico ruso Gazeta.ru. La diferencia entre las dos cumbres está bien remarcada. No hay prácticamente nada en común entre Brasil, Rusia, India y China (BRIC), mientras que entre los miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), sí: sus intereses están muy estrechamente vinculados, creándose un tipo de interacción y competencia.
Los miembros de BRIC tienen diferentes sistemas políticos, modelos económicos y diferentes prioridades de desarrollo y de relación con importantes países en la esfera internacional. No se puede hablar de alguna alianza o bloque que resuelva algo en concreto.
En la OCS sucede todo lo contrario. 4 años atrás los miembros de esta organización plantearon que las tropas estadounidenses abandonen Asia Central. Hoy EEUU y sus aliados abandonarían la región pero el problema es que no saben cómo. En esta situación el papel que desempeñará el OCS aumentará. Es muy curioso observar cómo EEUU y la OTAN han logrado evitar un tipo de relación con la OCS durante la solución de problemas en Afganistán y Pakistán.
El aumento de la influencia de la OCS responde, primeramente, a los intereses de Rusia y China. A nivel global los intereses de Moscú y Pekín coinciden mucho, pero a nivel regional estos países evidentemente se convierten en contrincantes. Pekín toma a la OCS como un mecanismo para consolidar su presencia en los mercados de Asia Central y obtener más acceso a recursos energéticos de la región. Moscú también tiene los mismos planes, pero proyectándose desde otro punto de vista. No obstante, el dominio económico de China es indiscutible. Los especialistas destacan que Rusia conscientemente frena la integración económica de la OCS al entender que cada nueva empresa afianzará más las posiciones de China.
La cooperación político-militar es el as del país euroasiático. China, en virtud de su filosofía política, no dará garantías de seguridad a nadie. Los países de Asia Central están interesados en el "sombrilla" rusa que se está formando en el seno de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Pero las contradicciones entre los estados centroasiáticos, de un lado, y sus pretensiones a Rusia, de otro, hacen que la OCS adquiera cierta inestabilidad. La situación se complica para Moscú. Son necesarios un trabajo consecuente con los vecinos de Rusia y una estrategia bien pensada de relaciones con China. Pero ni una ni otra cosa hasta el momento se puede observar.
Fidor Lukiánov, director de la revista Rusia en la política global.
