El incidente se produjo a comienzos de la semana en curso. La policía de Subotica empezó a investigar un ataque atroz a Pakshanski, de 43 años, trabajador de una granja local. Según sus propias declaraciones, tres desconocidos lo agredieron en afueras de la ciudad exigiéndole dinero, y cuando él se negó a dárselo, lo castraron.
Pakshanski aseveró que él supo cubrir en tal estado la distancia de varios kilómetros hasta el próximo puesto médico, donde fue atendido.
La historia provocó una amplia resonancia en la prensa y la televisión serbias. Hasta se habló mucho del auge de la delincuencia en la parte norte del país.
Pero debido a la falta de coincidencias en ciertas declaraciones del víctima, los policías volvieron a investigar lo sucedido. Como resultado, Pakshanski reconoció que la operación de castración la había realizado él mismo. Además, afirmó que lo hizo para demostrar el amor y la fidelidad a su esposa. En realidad, el hombre tuvo una fuerte hemorragia y lo dijo todo a la esposa, quien lo llevó al hospital.
Pakshanski se especializa en la granja en cortarles las glándulas genitales a los cochinillos. Actualmente, él está pasando tratamiento en la división de urología del hospital de Subotica. Pero luego lo pasarán a la de siquiatría.
