Rusia podría perder a Kazajstán, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta. Su habitual cooperación en materia energética, en la que Rusia actúa como transportista de hidrocarburos kazajo, podría debilitarse en grado considerable dentro de dos o tres años, cuando Kazajstán pueda prescindir de la red de tuberías tendidas a través del territorio ruso.
Kazajstán apostó por la construcción de grandes buques petroleros, con capacidad de hasta 60.000 toneladas, y de una moderna terminal portuaria en la ciudad de Yeraliev (Kutyk), a orillas del Mar Caspio. Gracias a ello, podrá transportar su crudo a Europa vía Azerbaiyán y Georgia, a través del oleoducto BTC (Bakú-Tbilisi-Ceyhan) y el puerto georgiano de Poti. Según los rumores, empresas kazajas ya controlan este puerto al 50%.
Otro factor que podría contribuir a la reorientación geopolítica de Kazajstán y al debilitamiento de los vínculos entre Astaná y Moscú es el posible tránsito, a través del territorio kazajo, de las cargas militares y civiles destinadas para los contingentes de EEUU y la OTAN en Afganistán.
Un canal de televisión afgana informó que el Pentágono se baraja la alternativa de enviar estas mercancías, que eran transportadas tradicionalmente a través del territorio pakistaní, vía Georgia, Azerbaiyán, Kazajstán e Irán. La nueva ruta implica la necesidad de establecer un puente aéreo sobre el Caspio u organizar el servicio de buques de transporte militares entre los puertos azerbaiyano y kazajos, con la creación de una fuerza especial de seguridad para proteger tal navegación y las terminales portuarias. Este concepto permitiría a EEUU afianzarse en la cuenca del Caspio, lo cual minaría de forma inevitable las posiciones regionales de Rusia e Irán.
