El actual presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, quien intentará revalidar su mandato por otros cinco años el 15 de octubre, es un claro favorito de la campaña electoral y un político que conviene a EEUU y a Rusia, dos socios estratégicos de su país, escribe hoy el diario ruso Vremya Novostei.
Ilham Aliyev tiene 46 años y es hijo del fallecido líder de Azerbaiyán, Gueidar Aliyev, quien gobernó esta nación transcaucásica de 1993 a 2003.
Le harán competencia en las urnas seis candidatos más, entre ellos, los diputados Fazil Mustafayev (Partido de Gran Establecimiento), Igbak Agazade (Partido de la Esperanza) y Gudrat Gusanguliyev (Frente Popular). Los otros tres pretendientes son perfectos desconocidos para la mayoría de los electores.
Más de 1.100 observadores de casi 60 países van a supervisar mañana el proceso de la votación y en 500 colegios electorales se han instalado incluso cámaras web a modo de experimento.
La actual campaña es muy diferente a la de 2003, que derivó en la primera victoria de Ilham Aliyev. Los teledebates con su retórica trivial de lucha contra la corrupción, respeto por los derechos humanos, promesas de mejoras sociales y, por supuesto, iniciativas para resolver el conflicto de Alto Karabaj parecían un espectáculo bien dirigido, en el que a cada participante se le reservaba su papel.
"Falta la intriga aquí", "Son las elecciones más aburridas de estos últimos años", coinciden los analistas independientes.
Anar Mamedli, jefe del Centro de monitoreo electoral, atribuye el hecho a la "ausencia de alternativas", en gran medida, "porque el grueso de la oposición ha decidido no participar en los comicios". Otro politólogo local, Rasim Musabekov, piensa que "la oposición difícilmente habría ganado más de un 30%, incluso si hubiese presentado a un candidato único, nuevo y carismático".
Las encuestas dan a Ilham Aliyev una intención de voto superior al 86%, y a sus rivales, alrededor del 3%. El entorno del actual presidente no ha cambiado siquiera el eslogan de la campaña anterior, "¡Adelante con Ilham!".
Varios grupos opositores con Azadlig (Libertad) al frente llaman al boicoteo de las urnas alegando que en Azerbaiyán no existen condiciones para una votación democrática y justa. El politólogo Elhan Kuliyev opina, entretanto, que es precisamente la falta de una táctica única y los escasos recursos financieros de la oposición lo que priva de intriga esta campaña electoral.
Diversos organismos internacionales, entre ellos, la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH) de la OSCE, también reconocen que la campaña se desarrolla en un entorno de poca competencia y suscita escaso interés en la sociedad.
Todo indica que el hecho preocupa muy poco a EEUU y Rusia, socios estratégicos de Azerbaiyán. Con la situación geopolítica que existe actualmente en el Cáucaso, Moscú y Washington consideran que Ilham Aliyev es la figura más conveniente. Durante su primer mandato presidencial, Azerbaiyán ganó protagonismo e intentó mantener equilibrados los intereses de ambas potencias. Aliyev dio a entender que su país no acogerá bases militares estadounidenses pero, al mismo tiempo, promueve enérgicamente una serie de proyectos energéticos que son necesarios para EEUU.
Lo que importa a Moscú y a Washington es que haya estabilidad política en Azerbaiyán. Las relaciones de este país con Rusia, durante el Gobierno de Aliyev, adquirieron el carácter de cooperación estratégica que se manifiesta en la implementación de proyectos importantes. Ali Ahmedov, quien dirige la campaña electoral del partido gobernante Nuevo Azerbaiyán, manifestó el pasado lunes que los vínculos de amistad y buena vecindad entre Bakú y Moscú se mantendrán también después de las elecciones. Azerbaiyán toma en cuenta los intereses de Rusia en el Cáucaso y, a diferencia de Georgia, no acelera el proceso de su adhesión a la OTAN. También se atiene al arreglo político del conflicto de Karabaj y es perfectamente consciente del papel que Rusia desempeña en esta materia.
