Moscú, 26 de julio, RIA Novosti. Por Anastasia Grischenko. En Moscú, en el Centro Nacional del Arte Contemporáneo del 01.07 al 31.07 se desarrolla la primera Bienal Internacional de Arte Joven "¡Alto! ¿Quién va?", en la que participan también artistas españoles. "¡Alto!" es el llamamiento a los jóvenes autores a interrumpir por un minuto su movimiento "browniano" y pensar hacia dónde se dirige y quién es, efectivamente, el que "va".
Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos del escenario artístico moscovita en el ámbito del arte contemporáneo. El interés suscitado por el proyecto desbordó las previsiones más optimistas: fueron presentadas más de 700 solicitudes. En particular, enviaron sus obras los artistas españoles Alberto Chinchón, Carla Cañellas Peña y Esther Achaerandio.
La Bienal fue organizada con el apoyo del Ministerio de Cultura y Comunicaciones de Masas de Rusia, el Departamento de Cultura de la ciudad de Moscú, el Museo moscovita del Arte Contemporáneo y Stella Art Foundation. Su objetivo estriba en respaldar y estimular la iniciativa de los artistas jóvenes y ofrecer novísimas obras de arte al vasto público.
Las exposiciones se montarán en diversos centros culturales de Moscú, incluida la Gallería Tretiakov.
Esther Achaerandio exhibirá sus fotos en Stella Art Foundation. Ella utiliza como pretexto el tema de cirugía plástica para mostrar recursos de la faz humana (femenina). Sus fotos son una especie de esbozos de la cirugía plástica del futuro.
En la gallería Foto Loft, Esther participa en el proyecto "Dos héroes", formando dúo con el holandés Igor Kruter. Ella desarrolla allí el tema de la belleza femenina en el aspecto de su rápido ocaso y su carácter perecedero. Por su parte Kruter ofrece retratos de sus protagonistas en el momento de estar reconcentrados ellos en su fuero interno.
En el Parque de Artes de Verétievo se exhiben instalaciones paisajistas, incluidas unas de Alberto Chinchón y Carla Cañellas Peña. Carla representa a la nueva generación de artistas autodidactas, la que enfrenta el siglo XXI desde un diálogo activo entre las distintas disciplinas artísticas y la inquietud por los desafíos estéticos a los que aboca la sociedad de la información, utilizando el libro, el cuadro y la imagen como márgenes operativos.
