La producción del alcohol en Rusia disminuyó en un 25% en el año 2006 y sigue desde entonces sin alcanzar los niveles de 2005. De hecho, fue como si en el país se hubiera introducido una versión blanda de la ley seca, porque el consumo de licores se vio restringido artificialmente debido a la descoordinación burocrática que acompañó a la introducción del nuevo sistema de control en esta materia. En el mismo año, la mortandad entre varones adultos en Rusia se redujo en 137.000 personas, un resultado sin precedentes en el período postsoviético.
Expertos de la OMS calculan que Rusia, si se mantienen las tendencias actuales, podría perder US$66,4 mil millones para el año 2015 a causa de la incapacidad laboral y la mortandad que son resultado de las enfermedades no epidemiológicas.
Entretanto, el 43% de los varones rusos que mueren a una edad comprendida entre los 20 y los 55 años son, en uno u otro grado, víctimas del alcoholismo, según se desprende de un estudio que varios investigadores británicos de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres realizaron en la ciudad rusa de Izhevsk.
Si Rusia redujese el nivel del alcoholismo a la media europea, podría generar para el año 2025 un producto extra por valor de 850 mil millones de dólares, o sea, el 15% por encima de lo que tendría sin ello, considera Daria Jalturina, colaboradora del Instituto de estudios de civilización y regionales.
