¡Centenares de miles de reclutas potenciales y sus padres no están para bromas hoy a pesar de que el 1 de abril es el día de los inocentes en Rusia. La campaña del reclutamiento que se realiza dos veces al año tiene un carácter singular esta primavera: por vez primera en la historia del país, la duración del servicio militar obligatorio será de un año, la mitad de lo que ha sido hasta hoy. Al mismo tiempo, se eliminan algunas exenciones previstas en el pasado.
Así, dejarán de beneficiarse de la exención los maestros rurales, los médicos, los sacerdotes y los reclutas con hijos menores de tres años. El Estado ha resuelto que la compensación de 6.000 rublos mensuales (Nota: unos US$240 al tipo de cambio actual) será suficiente para la esposa y el niño.
El generalato ruso rechaza en términos categóricos la transición a un Ejército profesional. La actual versión modificada del servicio militar obligatorio puede nivelar la desigualdad social, sostienen los generales alegando la experiencia de Israel y Alemania. Ambos países han demostrado que la combinación del servicio obligatorio con el sistema de contratos puede ser eficaz en las condiciones modernas. Pero el caso de Rusia es distinto: faltan los recursos para instruir a la tropa, de modo que el mantenimiento de la mili se traduce en un bajo nivel de la preparación combativa. La presunta universalidad del servicio obligatorio también es algo que existe únicamente sobre papel. En realidad, la mili se convierte en un impuesto extra para las familias de bajos ingresos y no hace sino acentuar la estratificación social a partir de las condiciones económicas.
Los militares dicen que la imagen del servicio obligatorio ha mejorado últimamente y es verdad. Un 36% de los rusos está en contra de que sus familiares o amigos hagan la mili, frente al 53% que se pronuncia a favor, según un estudio realizado por el Centro Levada. Tres años antes, la relación era del 67% y el 27%, respectivamente.
Otra peculiaridad de la campaña actual es que en los próximos meses, hasta otoño, van a cohabitar en los cuarteles tres categorías de reclutas: aquellos que fueron llamados a filas por 24, 18 y 12 meses, respectivamente. El hecho podría derivar en un incremento de novatadas y vejaciones, tal y como ocurrió a finales de la década del 60 del siglo pasado cuando la URSS redujo el plazo de la mili de 3 a 2 años en el Ejército, y de 4 a 3, en la Armada. El caso de Andrei Sytchev, recluta ruso a quien amputaron las piernas tras una serie de torturas infligidas por sus compañeros de cuartel, en 2006, dio origen a los planes de crear en Rusia una Policía Militar, similar a la que existe en los Ejércitos de numerosos países. Con todo, la Cámara baja del Parlamento sigue sin debatir el respectivo proyecto de ley. Los militares tampoco se apresuran a instalar en los cuarteles las cámaras de vídeo que permitan al oficial de guardia controlar la situación y reaccionar de forma expedita a las novatadas.
