Los países de Asia Central, ricos en gas, protagonizaron ayer el cambio de rumbo en las relaciones con Gazprom. Los responsables de las compañías públicas de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán, en el encuentro celebrado con el presidente del monopolio ruso, Alexei Miller, anunciaron que desde el año que viene van a vender gas a precios europeos.
Moscú, que en el escenario internacional en reiteradas ocasiones especuló con la amenaza de crear una "OPEP de gas", por primera vez se enfrentó en el regateo en torno a los precios con la posición consolidada de los proveedores asiáticos.
Es una paradoja que la aceptación del ultimátum por Gazprom sepultará el proyecto de gasoducto a través del Caspio desde Turkmenistán hacia Azerbaiyán, Turquía y los Balcanes, alternativo a Rusia y apoyado por Washington. Y al contrario, hará más firme el deseo común de Rusia y de los socios centroasiáticos de tender el gasoducto ribereño del Caspio, por el cual se prevé conducir adicionalmente 10 mil millones de metros cúbicos del gas turkmeno y otros tantos del gas kazajo.
Será la principal perdedora Ucrania, país que consume el gas centroasiático y hasta la fecha lo adquiere a un precio muy por debajo del europeo. Habida cuenta de que precisamente Gazprom controla los suministros de gas a Ucrania, los directivos de las compañías centroasiáticas llegaron a Moscú y no a Kíev. Cabe señalar que el consorcio ruso no tiene otra opción que aceptar las exigencias presentadas. Unos 58 mil millones de metros cúbicos de gas, que Gazprom compra en Asia Central, constituyen una parte sustancial de su cartera de contratos de exportación y no hay posibilidad de compensarla. Gazprom no puede renunciar a las compras como lo hizo a principios de la década de los noventa del pasado siglo el ex presidente del consorcio, Rem Viájirev, aunque desde el punto de vista de la relación estratégica con Ucrania, hubiera sido preferible concordar con los proveedores asiáticos un calendario "más suave" de paso a los precios europeos, por ejemplo, durante dos o tres años.
Pero Ucrania puede hacer valer su propia arma, o sea, la tarifa de tránsito del gas ruso. Su subida hasta el nivel europeo podría debilitar hasta cierto punto las consecuencias del ultimátum centroasiático. Y en tal caso saldría perjudicado Gazprom por verse obligado a costear el aumento de la rentabilidad de los proveedores centroasiáticos. Las posibles pérdidas del monopolio ruso se estiman en 1-1,5 mil millones de dólares.
Las fuentes próximas a las autoridades de Ashjabad informaron de que las partes concordaron los precios dentro de la horquilla entre 200 y 230 dólares por mil metros cúbicos en función de la ubicación del punto de entrega de gas a Gazprom (el gas turkmeno resulta más barato que el kazajo). El precio se calculó, tomando por referencia las cotizaciones vigentes en Europa (unos 330 dólares en Eslovaquia y Rumania).
