La secesión de Kosovo marca la destrucción definitiva del sistema del Derecho Internacional y del control sobre los conflictos entre diversos países, escribe Konstantín Símonov, director de la Fundación rusa por la seguridad energética nacional, en un artículo publicado el martes en el diario Vedomosti. La ONU ya no es un árbitro internacional, como ha demostrado claramente su secretario general, Ban Ki-moon, al desmarcarse simplemente de la toma de decisiones sobre el caso kosovar.
El derecho del fuerte vuelve a ser dominante en el mundo contemporáneo y es absurdo censurarle a EEUU por esta tendencia. El peso del hipopótamo no es un problema para él sino para su entorno. La pregunta es por qué EEUU, tras haber pasado largo tiempo entreteniéndose con la ONU y los demás elementos del control colectivo sobre la política mundial, se niega de repente a respetar siquiera algunos ritos. Después de terminada la Segunda Guerra Mundial, Occidente ha vivido sin colonias y es una falta que hoy en día se vuelve más dramática, especialmente, porque van surgiendo nuevos colosos como China cuya actuación en el África y en el Asia Central es muy agresiva.
La escasez de materias primas adquiere un carácter cada vez más perentorio. Los precios de los principales recursos van en constante aumento y resulta difícil explicarlo con el flujo del "dinero caliente". Y como los principales productores no tienen suficientes materias primas, la cruzada para conseguirlas parece ser una perspectiva no muy lejana.
Pronto van a acabar los juegos humanitarios en relación con los países en desarrollo. A Occidente les quedan pocas ganas de alimentarlos, sobre todo, a la luz del drástico crecimiento demográfico y el fuerte encarecimiento de la cesta de productos alimenticios, consecuencia de la fiebre del etanol.
Todo indica que a los países del África y el Asia, ya en un futuro muy próximo, los van a proclamar inaptos para el gobierno autónomo. A ello contribuyen las últimas noticias que van llegando desde estas regiones. El mundo se ha aproximado a una nueva fase de colonización que provocará serios conflictos entres los principales jugadores. También quedan por repartir los territorios que son de nadie, como el Ártico, el fondo de los océanos y algunas zonas del norte ricas en hidrocarburos. Está muy bien eso de organizar descensos de batiscafos al fondo del Océano Glacial pero no serán los exploradores polares sino los marineros de portaaviones y submarinos nucleares quienes se encargarán del reparto del Ártico.
Los recientes escándalos en torno al armamento ruso demuestran por una vez más que las reservas tecnológicas del período soviético van tocando fondo sin que haya nuevos logros hasta la fecha. Como resultado, a Rusia la van expulsando con facilidad desde zonas estratégicas. Apenas intentó penetrar en el norte del África, la ahuyentaron. Su presencia en el África Negra es mínima. Las posiciones en el Asia Central y en la Cuenca del Caspio también van empeorando. En resumidas cuentas, le queda incluso menos tiempo de lo que parece.
