Moscú, 22 de febrero, RIA Novosti. La famosa Sala de Ámbar regresará sin falta a Rusia, si realmente ha sido descubierta por unos arqueólogos amateurs cerca del poblado alemán de Deutschendorf, dijo a los periodistas el director de la Agencia Federal para la Cultura y Comunicaciones de Masas de Rusia, Mijaíl Schvidkoi.
"De suponer que la Sala existe, no surgirán ningunos problemas desde el punto de vista jurídico", aseveró.
Pero según Schvidkoi, la Sala de Ámbar como tal no existe más, porque esa piedra perece, al encontrarse en un lugar oscuro.
Según prensa extranjera, unos arqueólogos aficionados hallaron debajo de la tierra unas dos toneladas de metales preciosos, que pueden proceder de la Sala de Ámbar secuestrada por los nazis.
El instrumental utilizado indica que los metales preciosos se encuentran a profundidad de unos 20 metros. Actualmente, los zapadores están estudiando el lugar. Los arqueólogos podrán penetrar allí dentro de unas semanas.
Al propio tiempo, la secretaria de prensa del museo "Tsárskoe Seló", Tatiana Zharkova, afirma que en la Sala de Ámbar no hubo oro ni otros metales preciosos, añadiendo que las noticias de este tipo surgen por la propensión al sensacionalismo.
El Despacho de Ámbar (son paneles que sirven para adornar el interior) fue regalado al zar ruso Pedro Primero por el rey de Prusia, Federico Guillermo Primero, en 1716. En 1755, el Despacho llegó a formar parte del Gran Palacio de Tsárskoe Seló (afueras de San Petersburgo).
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes ocuparon Tsárskoe Seló, desmontaron la Sala de Ámbar y la enviaron a Koenigsberg. Desde entonces su destino se ignora, las búsquedas no dieron ningún resultado.
En 1979, se tomó la decisión de reconstruir el Despacho de Ámbar. Las obras concluyeron en mayo de 2003.
