La visita a Liberia marcará el jueves la fase final de la gira africana de George W. Bush. Los cinco países incluidos en el itinerario del líder estadounidense - Benín, Tanzania, Ruanda, Ghana y Liberia - pueden considerarse democracias estables de acuerdo con los cánones africanos. Las zonas de conflicto como Somalia, la región sudanesa de Darfur o Kenia - han quedado al margen del programa.
Bush ha cumplido una misión importante con este viaje. Puede anotarse una página positiva, la humanitaria, en el libro de su presidencia. EEUU mantiene con los cinco países citados buenas relaciones políticas y procura estrechar también los vínculos económicos y militares. Washington hace hincapié en su disposición de hablar como iguales con los africanos.
El importe total de la ayuda que la Casa Blanca tiene prometida al África hasta el año 2010 no es comparable a lo que EEUU gasta en las operaciones militares en Afganistán e Iraq pero aún así resulta impresionante: 8,7 mil millones de dólares destinados, entre otras cosas, a la lucha contra la miseria y la propagación del VIH/SIDA.
El objetivo fundamental de Bush es anotarse puntos adicionales en la lucha por los recursos, opina Yevgeni Korendiásov, director del Centro de relaciones ruso-africanas. A lo largo de este último decenio, EEUU ha invertido casi 20 mil millones de dólares en el desarrollo de recursos energéticos en el África y espera recibir de este continente la cuarta parte del petróleo que importará en 2020.
La pugna por las riquezas del África está en pleno fragor, según el experto ruso. China ya está realizando inversiones activas en el sector energético, en particular, en los países que Bush acaba de visitar. Rusia también se incorpora a esta lucha, aunque lo hace con retraso. Sus empresas pretenden invertir entre 8 y 10 mil millones de dólares en el continente africano.
Otra tarea importante para Bush consiste en superar el enfriamiento que es visible en la actitud de las naciones africanas con respecto a EEUU y el cual se manifestó, entre otras cosas, en el rechazo casi generalizado hacia Africom. Solamente Liberia aceptó en su territorio la nueva estructura del Pentágono creada para coordinar la actuación de los militares estadounidenses en diversas zonas de crisis a lo largo del África.
Al incrementar la financiación de programas contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria, así como de diversos proyectos económicos y de infraestructura, EEUU podrá ayudar tanto a los africanos como a las compañías occidentales cuya expansión en el continente se ve frenada muchas veces por la subsistencia de relaciones previas a las de una economía de mercado, piensa Korendiásov.
"Rusia necesita muchísimo ampliar las relaciones con el África, especialmente, en lo que concierne a los recursos naturales", señaló el experto. "Rusia experimenta una fuerte escasez de manganeso, cromo, silicio y otros minerales cuya explotación en el territorio nacional es demasiado costosa", agregó.
Algunas corporaciones rusas como Rosatom, Lukoil, Alrosa y Rusal han manifestado en estos últimos cinco años cierto interés por ampliar sus posiciones en el continente africano. El grupo Gazprom también se muestra dispuesto a invertir varios miles de millones de dólares para asegurarse el acceso a los yacimientos petroleros de Angola y Nigeria. Pero Rusia se está movilizando en el África demasiado tarde y es difícil que llegue a representar alguna amenaza para los intereses estadounidenses allí, en opinión de Korendiásov. Con todo, Moscú trata de preservar el potencial de amistad generado en la época de la lucha anticolonialista. La asistencia humanitaria podría facilitarle el acceso a los recursos del África. Rusia condonó las deudas de Estados africanos por un importe total de 11,3 mil millones de dólares, concedió hace poco ayuda humanitaria a Somalia y Malí, y pretende elevar a 500 millones de dólares la asistencia que va a proporcionar en los próximos años a los países en desarrollo.
